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NO TE PRESENTES CON LAS MANOS VACÍAS

NO TE PRESENTES CON LAS MANOS VACÍAS




Éxodo 23
15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

La pregunta completa seria con que te presentaras no solo delante de Dios sino delante de los hombres, y de las situaciones.

Con que te presentas delante de Dios.
Preséntate con un alma que tiene pación por él, y no con pación por tus deseos. Ya que muchos se presentan delante de él así.

La historia de Samuel Morris
El príncipe kaboo

Y con que te presentas delante de los hombres con lo que obtuviste de Dios o con lo que obtuviste de los afanes de este mundo o del mundo. Todo depende de la cantidad de tiempo que pases con cada uno para llevar al otro.

Continua la historia
—Samuel, quiero mostrarte algo de nuestra ciudad y del Parque Central.

Kabú nunca había montado un coche jalado por caballos, y su ignorancia de tales cosas casi hizo que el sr Merritt riera. Pasaron las calles y por fin llegaron a la Gran Ópera. Esteban le señaló a Kabú el lugar y le empezó a explicar acerca de ella. De repente, Kabú le preguntó:

—Esteban Merritt, ¿a veces ora usted en un coche?

—Sí —respondió Esteban—, muchas veces he sido bendecido mientras viajaba en coche.
Al recibir esa contestación, Kabú puso su mano sobre la del sr Merritt, le guió a arrodillarse y dijo:

—Vamos a orar.

Esta era la primera vez que el sr Merritt se había arrodillado en un coche para orar. Kabú le habló al Espíritu Santo diciéndole que él había venido de África para hablar con el sr Merritt acerca de Él, pero que el sr Merritt siempre charlaba de otras cosas, y, que, además, quería mostrarle era grandes iglesias, la ciudad y la gente; y que, mientras tanto, él tenía grandes deseos era de escuchar y aprender acerca de Dios. Kabú siguió orando, pidiendo que el Espíritu Santo quitase del corazón del el sr Merritt todas esas cosas y que le llenase tanto de Sí Mismo... de modo que el sr Merritt no escribiera, predicara ni hablara de otra cosa sino solamente del Espíritu Santo.

No te presentes delante de nadie con las manos vacías porque tal vez no tengas lo necesario para resistir lo que ellos te traen a ti.

Génesis 31
38 Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
39 Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.
40 De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
41 Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
42 Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

No busques la oportunidad de un trabajo, sino busca la oportunidad de que sepan lo que tú tienes para ofrecer.

No te presentes delante de nadie con las manos vacías porque tal vez no tengas lo necesario para resistir lo que ellos te traen a ti.


Proverbios 18
15 El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia.
16 La dádiva del hombre le ensancha el camino Y le lleva delante de los grandes.

Continua la historia
De aquel día, el sr Merritt escribió después: “Realmente, había tres personas en el coche ese día. Nunca he conocido otro día igual; fuimos llenados del Espíritu Santo, y Él hizo de Kabú el canal por el cual yo fui instruido y capacitado más que nunca.

Muchos obispos han puesto sus manos sobre mí varias veces y hasta he sido ordenado por los ancianos de la iglesia: pero esos eventos no se pueden comparar con el poder que me sobrevino cuando Kabú oraba.

Muchos oraron por mí antes, y la presencia del Espíritu Santo se sentía. No obstante, lo que paso en el coche, al lado de Kabú fue permanente hasta el día de hoy. Desde entonces, no he escrito ni hablado ni siquiera una palabra, sino por y en el Espíritu Santo.
Kabú fue un instrumento en las manos del Espíritu Santo para mi crecimiento y desarrollo en las estupendas cosas de Dios.

Kabú fue a Fort Wayne, Indiana, y trastornó la Universidad de allí (Hechos 17:6). Él vivió y murió en el Espíritu Santo, luego de terminar su obra. Y, puesto que un hombre o mujer ungido nunca muere, la vida de Kabú sigue dando testimonio hoy en día. Mientras yo viva, las memorias de él nunca morirán. Para mí, ese humilde joven era una maravilla ─un milagro de la gracia de Dios.

A pesar de su incapacidad de hablar el idioma inglés bien, a veces predicó en la iglesia. Su manera sencilla, quieta, natural y eficaz de hablar cautivó a la audiencia. Pero sus “charlas con su Padre” fueron las que ganaron el respeto de sus co-estudiantes y maestros. Mientras otros dormían, Kabú oraba: en las mañanas, a medianoche; donde y cuando quería. Tan absorto se quedaba en sus oraciones, que, a veces, muchos entraban para ver la escena, pero Kabú no se daba cuenta. Si escuchaba un toque a la puerta mientras oraba, seguía orando hasta terminar su charla con su Padre. Luego, con una sonrisa, le abría la puerta al visitante, diciéndole:

—Entra. Ya terminé de hablar con mi Padre, por el momento.

Además de ser amante a la oración, Kabú se convirtió en un amante de la Palabra, a pesar de que la lectura le era difícil. Sin embargo, cuando tenía oportunidad, la leía, o, si alguien estaba visitándolo, le pedía que le leyese un capítulo. Para Kabú, la Biblia era otro medio de escuchar la voz de su Padre.

Miqueas 6
6 ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?
7 Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?
8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Lamentablemente nos acercamos muchas veces a Dios no ofreciéndole nuestra vida sino lo que traemos del mundo.

Con que te presentas delante de los hombres también.

Con todo, el deseo de Kabú nunca se hizo realidad ir de nuevo al África a predicarle a su tribu. El fuerte frío de Indiana, con temperaturas de 20 grados bajo cero, era demasiado para su cuerpo africano, y en el mes de enero del año 1893, sufrió un fuerte resfriado.
Durante los siguientes meses, pudo estudiar, pero no pudo vencer la enfermedad por completo.

Poco a poco, su cuerpo fue perdiendo fuerza. Kabú supo que su fin se aproximaba; pero de él no se escuchó ni siquiera una queja. Cuando le preguntaron de su deseo de volver a su país para predicar, dijo:

—Otros pueden hacer la obra mejor que yo. No es mi obra, es de Cristo; Él tiene que escoger a sus propios obreros.

Viendo que su muerte estaba muy cerca, le preguntaron que si temía la muerte. Kabú sonrió y respondió:

—Oh no, Señor Reade. Después de yo conocer a Jesús, la muerte se convirtió en mi amigo.

Luego, Kabú pasó a la eternidad en el mes de mayo del año 1893.

El secreto de la vida de Samuel Kabú Morris estuvo solo en esta frase ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? Esa fu la motivación de su consagración, humildad y fe.
Dios es el mismo hoy en día. Dios no está buscando lo que tú le traes del mundo como educación, riqueza, o sabiduría humana, ni tu gran personalidad atractiva;

Él busca una entrega total y una fe total. Por tanto quienquiera que entregue su alma a Él, recibirá lo mismo que Kabú recibió: el derramamiento del Espíritu Santo en su alma. Y así se podrá presentar delante de otros con las manos llenas de la gracia de Dios.



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