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ROMANOS 8




Romanos 8

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 4

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 4
LA TORRE DE BABEL II




Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Génesis 11
1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.
2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

Los móviles de grandeza personal que indujeron a los hombres a edificar la torre de Babel y conseguir fama por sí mismo, siguen latentes y activos en los seres humanos.
- La persona que quiere fabricar su propia salvación busca por este medio, adosar su nombre al edificio de su vida y decir, “ESTO, LO HICE YO.”

Jactarse de esta manera es una afrenta a Dios, tratando la salvación que Él ha provisto como de poca importancia. “Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”

1Timoteo 2:
4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

Mateo 6:
33 Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
El mismo capítulo delinea algunos afanes que tienen las personas. El resultado de buscar primeramente a Dios va unido a la promesa de Dios de añadir (agregar) lo que es provechoso para cada uno.

Los que construían la torre en Babel no incluían a Dios en sus afanes, y su obra quedó en la nada y aquellos hombres” fueron esparcidos. Dios, En gracia, provee al Espíritu Santo que opera en la vida de los que creen en Jesús ahora. Es el Espíritu Santo que produce un acercamiento y unidad.

La Torre de babel fue construida en una llanura de la tierra de Sinar.
Unas ruinas excavadas en 1913 de una torre escalonada (ziggurat) han sido identificadas como posibles restos de Babel.
Es la torre de un templo de siete pisos, con una altura de noventa metros, y una sólida base subterránea de unos noventa metros por cada lado.
En el piso más alto se hallaba un templo, o casa de bodas, de la divinidad, Marduc. Los detalles arqueológicos describen el área como una inmensa masa de fragmentos horneados y rotos, “uno de los sitios de ruinas más imponentes en el país”.

En ciertas tablas babilónicas se relatan detalles del evento. También incluye referencias a la creación y el diluvio.

Uno de los peores errores que cometió este pueblo fue construir un lugar muy alto que llegara a los cielos. Pero con el fin de poner allí a sus dioses y y no el de allegarse al Dios verdadero.

Salmo 10:
3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia.

Muchas veces nosotros construimos esos lugares altos pero para poner nuestro dios dinero, fama, o cualquier cosa que no se el Dios verdadero.
Entonces cuando nosotros comenzamos a construir, Dios nos advierte una y otra vez, pero sino le hacemos caso y tú sigues construyendo para poner a tu dios en el lugar donde está el Dios verdadero. Él va a destruir todo lo que tú hagas.

Isaías 2:
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

El historiador griego Herodotus describió otro edificio que ocupaba el mismo sitio y es llamado el Templo de Belus. Fue erigido por los babilonios honrando a su dios Belus. Los tesoros que Nabucodonosor trajo de Jerusalén fueron puestos en este templo
(2 Crónicas 36:7).

El nombre Babel viene de "Babulwn” y era la ciudad capital del país llamado en Génesis Sinar.
Después en las Escrituras es llamado Chaldoea, o el país de los Caldeos. El nombre Babel en Génesis es de la raíz hebrea que significa “confundir”. Sin embargo, la etimología nativa es Bab-il “la puerta del dios Il”, o sencillamente “la puerta de Dios” que seguramente fue la intención original de Nimrod, aunque después significó, “confusión de lenguas”.
De todas maneras, el área de Babel (Babilonia) fue un lugar de gran importancia y símbolo de deseo de poderío.

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 3

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 3
LA TORRE DE BABEL




Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Génesis 11
1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.
2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

Salmo 10:
3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia.

Isaías 2:
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

Cuando el orgullo está en nuestro corazón es cuando Dios permite que en nuestro corazón haya más de un idioma, para ser esparcidos en nuestras propias ideas.

El corazón que no se somete a Dios desarrolla una creciente rebeldía y apatía a todo lo que tenga que ver con Dios.

Dios permite al hombre desarrollar sus propios planes pero cuando esos planes quieren superar la gloria de Dios, el siempre actúa en forma decisiva y cortante.

Dios siempre nos muestra que el esfuerzo humano sin ÉL, termina solo en fracaso y en juicio.

Ejemplo el tiempo transcurrido desde que Noé salió del arca hasta que se comenzó a construir la torre de Babel.

Cuando Dios destruyó al hombre y quedo solo Noé junto con su familia.

Aunque el juicio fue grande, el hombre se volvió a apartar de él.
- Pronto se comprobó que el corazón del hombre no había cambiado, a pesar de haber conocido el juicio del diluvio.
Pues se guiaba por sus propias ideas. Las cuales son únicamente el orgullo del hombre, por no creer que cada día necesita de Dios.

Cuando el hombre pasa por el juicio de Dios queda hablando un solo idioma, hablaban una misma lengua. Pero eso no significa que el hombre no se volverá a apartar, ya que el orgullo en nosotros siempre permanecerá mientras estemos en este mundo.

A Noé y su familia le “pertenecía” toda la tierra ya que no había nadie mas que hubiera quedado vivo que pudiera hacerle competencia.

Debemos Advertir sobre el peligro de vivir la vida sin tomar a Dios en cuenta.

Porque lo único que nos queda es que cada día el orgullo tomara más fuerza en nuestro corazón y nunca estaremos felices o satisfechos con lo que tenemos o lo que somos.

La felicidad y la satisfacción verdadera es la que se consigue cuando todo gira en torno a Dios, a la gloria de Dios, y no la de nosotros.

Porque cuando vivimos para nuestra gloria alcanzaremos felicidad y satisfacción, pero será tan efímero que no disfrutaremos realmente nada.

Beethoven tenía talento para la música pero él nunca disfruto lo que el tenia pero un niño que apenas podía tocar feliz cumpleaños estaba feliz y orgulloso de poder mostrarlo al que le diera la oportunidad.

¿Tú disfrutas de lo que tienes?

Muchos no lo hacen porque el orgullo lo único que les permite hacer es un monumento soberbio y eterno para lucir su nombre en la tierra.

- Al decir, “hagámonos un nombre” pensaban en el futuro, deseando que la gente les tuviere por importantes después de desaparecidos de la tierra.

Génesis 11
4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

Cuán fácil es planear el futuro sin tomar en cuenta a Dios.

Los que construían la torre no tomaron la voluntad de Dios en cuenta, pues él había dicho que se esparcieran para poblar la tierra.

Trabajaron por mucho tiempo, juntando todos los elementos con que iban a construir su gran futuro.

- Solucionan cada problema, pero lo que estaba actuando era el orgullo convertido en La soberbia de estos hombres.

El corazón natural del hombre siempre es igual.
Ejemplo deja de buscar de Dios seis meses, y como resultado sentirás que cada vez necesitas menos a Dios. Simplemente lo convertirás en tu amuleto de la buena suerte para que a ti te vaya bien en todo lo que emprendas.

La condición autodestructiva del hombre hace imprescindible el nuevo nacimiento, pues sólo mediante un verdadero nacimiento, se puede cambiar la naturaleza rebelde del ser humano.

Eso lo podemos ver en el libro de los Hechos 9
Cuando Saulo de Tarso hace planes para ir a Damasco para perseguir a los cristianos. Dios intervino y sus planes fueron cambiados. Pablo como resultado de ese encuentro pregunta al Señor.

“¿Qué quieres que yo haga?”. En eso tenemos la esencia de un orgullo sometido a la voluntad de Dios y a una muestra de un verdadero arrepentimiento.

“¿Qué quieres que yo haga? Es la frase que siempre te ara comprender que lo que estás haciendo no es una torre de babel en tu corazón.

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 2

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 2




Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


La capacidad del corazón más grande no es la de hacer sino la de recibir.
Porque el hacer solo es el resultado de lo que recibiste y a quien recibiste en el corazón.


El secreto más grande, no es preguntar, sino responder.
Si recibes una palabra de fe. ¿Cómo respondes a esa palabra? Ese es el secreto del corazón.

Solo sabe admirar los cielos quien levanta la mirada del piso


Salmos 8
1 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos;
2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,
4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?
5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Mirando la inmensidad del cielo el hombre se siente pequeño. El cielo como obra de Dios es la revelación de la grandeza de nuestro padre.

La pregunta es
¿Te sientes pequeño ante semejante grandeza?
Si contestas solo que sí, es porque tú estás mirando el piso y no al cielo.

Mira como es de engañoso el corazón del hombre cuando esta apartado de Dios.

Pero si tu vez todo el universo el cual revela a Dios de una manera física, ya que es la obra de sus manos, entonces esto obliga al hombre a tener proporción y perspectiva.

Como Abraham al salir de su carpa y mirar al cielo el comprende su pequeñez pero que no son la medida de lo real, ya que el hombre apoyado en Dios las posibilidades del hombre son infinitamente mayores que sus propias fuerzas.

La pregunta es
¿Te sientes pequeño ante semejante grandeza?
¿O te sientes orgulloso de saber que el que anda contigo es el creador del universo?

Esto se convierte en una paradoja humana de pequeñez y grandeza. Se da cuenta que, chiquito y todo, es a él a quien el Padre ama más que a todas las cosas. El hombre se hace humilde frente a Dios, pero feliz sabiendo que todo le fue dado al hombre sin medida.

Tú eres aquel que es amado sin medida y por lo tanto el que puede disfrutar sin medida cuando aprende de verdad a mirar el cielo y no se queda mirando el piso engañado por esa falsa humildad que un corazón engañoso nos da por causa del pecado.

La grandeza fundamental del hombre no está dada en él. Sino en que es el ser con el cual Dios omnipotente anda personalmente.

Salmo 8
5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!


Es hora de que digas CUAN GRANDE ES TU NOMBRE EN TODO MI CORAZÓN.

¿Tú haces las cosas por lo que necesitas o porque entiendes que te mueves con la gloria de Dios?

Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


Cuando está frente a una situación en la que tiene que resolver un problema:

Miras al cielo y la grandeza del que está contigo.
O miras tu pequeñez y solo agachas tu cabeza y dices que es el hombre para que tengas memoria de que existo.

QUIEN ES ESTE

QUIEN ES ESTE






Marcos 4
35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.
37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?


La barca es el mismo corazón del hombre, y que a pesar de que el señor este en nuestro corazón no le conozcamos.

Pues a pesar del hecho de que el señor Jesús se sube a la barca, aun así se levantaran tormentas.

Mientras que no haya un encuentro real con Dios. Seremos igual que los discípulos.
Ellos pensaban que aunque estando el mismo señor Jesús en su barca se iban a morir en ese momento tan crítico.

Con lo único que pueden vencer es con la fe

Solo cuando le conozcas aprenderás a depender de él.



EL ATEO
Cuéntase que recorriendo los caminos del país de Gales iba un ateo, el señor
Hone; iba a pie y al caer la tarde sintióse cansado y sediento. Se detuvo a la puerta de una choza donde una niña estaba sentada leyendo un libro. Le pidió el viajero agua; la niña le contestó que si gustaba pasar su madre le daría también un vaso de leche. Entró el señor Hone en aquel humilde hogar donde descansó un rato y satisfizo su sed. Al salir vio que la niña había reasumido la lectura, y le preguntó:

— ¿Estás preparando tu tarea pequeña?
— No señor — contestó la niña—, estoy leyendo la Biblia.—
— Bueno ¿te impusieron de tarea que leyeras unos capítulos?
— Señor, para mí no es tarea leer la Biblia, es un placer.
Esta breve plática tuvo tal efecto en el ánimo del señor Hone, que se propuso leer él también la Biblia, convirtiéndose en uno de los más ardientes defensores de las sublimes verdades que ella enseña.


¿Cuál es el propósito de que el Señor entre en tu corazón, o suba a tu barca?
Es que tú puedas ver todo pero a través de él.

Hombres que, como Isaías, Daniel, Jeremías, que vieron no solo su presente sino el futuro, que tuvieron grandes visones. O como Saulo de Tarso, que en el camino de Damasco, tuvo un encuentro real con el señor Jesucristo; y de aquella visión vino un poder de espíritu que se ha manifestado de una manera impresionante hasta el día de hoy.

Tener un encuentro verdadero con él es entender lo que significa pertenecer al reino de Dios.

EL REINO
Cuéntase que el rey de Prusia, al visitar una escuela rural, cuando los niños habían dicho que toda cosa pertenece a uno de los tres reinos: mineral, vegetal o animal, les preguntó:
—Y yo, ¿a cuál reino pertenezco?
Los niños no hallaban cómo contestar a esta pregunta; pero una graciosa niña resolvió la dificultad contestando:
—Vos pertenecéis al reino de Dios.
El rey quedó muy contento con la viveza de la niña y profundamente emocionado por la verdad que ella había expresado.

Cuando tú de verdad has tenido un encuentro con el sabrás que él PUEDE detener cualquier tormenta que se acerca a tu corazón.
Pero no solo eso sino que podrás ver lo que nadie a tu alrededor ve

Como veían los demás a Isaías, a Daniel, a Pablo. Como locos como aves de mal agüero.

Pero lo que si es cierto es que una persona que no puede ver al hijo de Dios en la dimensión de Dios y no de hombre, mucho menos podrá ver lo que Dios tiene para su vida mañana.

Por eso viven preocupados, porque solo pueden ver que la tormenta ya se acerca.

Uno los escucha diciendo ya se me acerca la cuota, el otro mes tengo que pagar, etc.
Y su oración es “SÁLVANOS QUE PERECEMOS”.

DIOS NO TE PROMETE QUE NINGUNA TORMENTA, TEMPESTAD, O VIENTOS SE LEVANTARAN.

Juan 16
33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.






Una mujer china que acababa de aprender a leer, oró, diciendo: “Señor, vamos a trabajar entre muchas personas que no saben leer. Señor, haz que nuestras vidas sean Biblias abiertas, para que aquellos que no pueden leer el Libro, puedan leerlo en nosotros.”

Ofrenda

JUAN Y COMPAÑÍA
—¿Puedo depositar dinero en este banco?
Un joven de quince años, pobremente vestido se paró frente a la ventanilla del cajero del banco en el pequeño pueblo de Barwick, del estado de Georgia, EE.UU.

Todo su aspecto de miseria y pobreza indicaba que sería hijo de un mediero de alguna de las pequeñas granjas de la región, gente que por diversas razones generalmente se encuentra en mala situación económica.

Tres hojas de cartón, metidas dentro de sus zapatos completamente gastados, reemplazaban la suela que ya casi había desaparecido.

—¿Cuánto quieres depositar, Juan? — preguntó el cajero.
—Cuatro dólares — contestó el muchacho.

— ¿A qué nombre quieres que se abra la cuenta? — La voz del hombre fue
amable, pues conocía al joven como un buen cristiano.

— El joven contesto---Juan W. Yates y Compañía — respondió el muchacho con la mayor seriedad.

El cajero miró a través de la rejilla con cierto aire de perplejidad. — ¿Quién es la compañía? —preguntó.

Dios — contestó el joven solemnemente—. Hoy he recibido el sueldo del primer mes de trabajo, y estoy empezando una cuenta del diezmo.
Este es dinero de Dios.
La historia de la vida de Juan W. Yates suena algo como una novela pero es muy real. Pues al poco tiempo Fue contador, cajero, gerente, y después jefe de la sección de abastecimiento del ejército, donde se pagaban cheques que llevaban su firma hasta por la suma de diez millones de dólares.

Su madre, Eliana de Yates, había conocido del señor de una manera real, y a pesar de su profunda pobreza y de la lucha por vivir, había empezado a dedicar aparte el diezmo de todos sus ingresos al Señor.

Cuenta la historia que Juan W. Yates guardó siempre el libro de contabilidad del diezmo de su madre, en un cajón de su lujoso escritorio, al lado de su Nuevo Testamento.

Dice al respecto: “Puede ser que este libro no merezca la aprobación de un contador profesional; pero estoy seguro que nuestro Padre celestial considera esta contabilidad como perfecta.” Él dice que se lo debe todo al hecho de que su madre le infundio los principios del significado del diezmo; esa norma marcó el rumbo para su propia vida, y para la de él.

EL PODER DE UN CENTAVO
Se dice que una señora se encontraba preparando un paquete que iba a enviar para la India.
En ese momento se presentó un pequeño niño, el cual tenía solo un centavo que quería obsequiar al pueblo de ese país.

Con el centavo compró un folleto que hablaba del amor de Dios, y lo puso en el interior del paquete.
Este folleto llegó a las manos de uno de los jefes de Birmania, que por medio de su lectura se convirtió al evangelio.

Más tarde ese jefe, después de haber experimentado lo que el señor Jesús hace en el corazón del hombre, contó esto a sus amigos; con el resultado de que varios de ellos se convirtieron también.

Más tarde se organizó una iglesia, la cual pidió que un misionero fuera enviado, y quince mil convertidos fueron el fruto de la pequeña semilla.

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 2

EL CORAZÓN DEL HOMBRE parte 2




Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


La capacidad del corazón más grande no es la de hacer sino la de recibir.
Porque el hacer solo es el resultado de lo que recibiste y a quien recibiste en el corazón.


El secreto más grande, no es preguntar, sino responder.
Si recibes una palabra de fe. ¿Cómo respondes a esa palabra? Ese es el secreto del corazón.

Solo sabe admirar los cielos quien levanta la mirada del piso


Salmos 8
1 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos;
2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,
4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?
5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Mirando la inmensidad del cielo el hombre se siente pequeño. El cielo como obra de Dios es la revelación de la grandeza de nuestro padre.

La pregunta es
¿Te sientes pequeño ante semejante grandeza?
Si contestas solo que sí, es porque tú estás mirando el piso y no al cielo.

Mira como es de engañoso el corazón del hombre cuando esta apartado de Dios.

Pero si tu vez todo el universo el cual revela a Dios de una manera física, ya que es la obra de sus manos, entonces esto obliga al hombre a tener proporción y perspectiva.

Como Abraham al salir de su carpa y mirar al cielo el comprende su pequeñez pero que no son la medida de lo real, ya que el hombre apoyado en Dios las posibilidades del hombre son infinitamente mayores que sus propias fuerzas.

La pregunta es
¿Te sientes pequeño ante semejante grandeza?
¿O te sientes orgulloso de saber que el que anda contigo es el creador del universo?

Esto se convierte en una paradoja humana de pequeñez y grandeza. Se da cuenta que, chiquito y todo, es a él a quien el Padre ama más que a todas las cosas. El hombre se hace humilde frente a Dios, pero feliz sabiendo que todo le fue dado al hombre sin medida.

Tú eres aquel que es amado sin medida y por lo tanto el que puede disfrutar sin medida cuando aprende de verdad a mirar el cielo y no se queda mirando el piso engañado por esa falsa humildad que un corazón engañoso nos da por causa del pecado.

La grandeza fundamental del hombre no está dada en él. Sino en que es el ser con el cual Dios omnipotente anda personalmente.

Salmo 8
5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!


Es hora de que digas CUAN GRANDE ES TU NOMBRE EN TODO MI CORAZÓN.

¿Tú haces las cosas por lo que necesitas o porque entiendes que te mueves con la gloria de Dios?

Jeremías 17
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


Cuando está frente a una situación en la que tiene que resolver un problema:

Miras al cielo y la grandeza del que está contigo.
O miras tu pequeñez y solo agachas tu cabeza y dices que es el hombre para que tengas memoria de que existo.