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REYES SEÑORES Y SACERDOTES p33

REYES SEÑORES Y SACERDOTES p33
Características individuales de los reyes




Isaías; el principio de la santidad

Uzías fue leproso hasta su muerte.
¿Pero por qué contrajo la lepra? Porque él pecó contra el testimonio del Señor en el santuario.

Ningún hombre puede acercarse a Dios para servirle infringiendo sus normas, por muy grande que sea.

El pecado del santuario
Uzias pretendió servirle a Dios con lo que el tenia, con lo que el era y por medio de la posición que el tenia.
Lo malo es que a veces vemos el orgullo que solo es para el que cree que puede hacer de todo
Pero también está el que tiene tanto orgullo que no permite que nadie le diga que es grande.

Ningún hombre puede acercarse a Dios para servirle infringiendo sus normas, por muy grande que sea.
Uzias se llenó de lepra hasta su muerte y eso sucede actualmente con la mayoría pero en la otra cara de la moneda.

Que tienen tan poca autoestima, y con eso pretenden servir a DIOS y lo único que logran es que la lepra de las maldiciones dure con ellos hasta la muerte.

Hay mucho servicio realizado delante de Dios con la fuerza de una mente muy despierta, de una voluntad muy férrea, pero que Dios nunca ha demandado como lo pretendió Uzías.

Uzias había reinado cincuenta y dos años. Era también de los reyes de Judá, el más poderoso y capaz. Era militar, estadista, agrónomo e inventor. La ciencia y estrategia dieron estabilidad a su trono pero el pecado del orgullo le quito todo.

Pero el motivo de hablar sobre Uzias era tener un punto de referencia para entender lo que en cada uno de nosotros debe haber o debe ser con referencia a vivir en santidad para Dios y no llenarse de lepra espiritual.

Luego de que el rey Uzías murió, Isaías es llevado a la presencia de Dios y ve la visión de la santidad y la majestad del altísimo.

La comisión de Isaías

Isaías 6
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;
7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
9 Y dijo: Anda, y dí a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.
10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.
11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;
12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.
13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

Vemos tres aspectos:
El trono, las reglas y el propósito.
Una visión del trono, 6.1 al 4
El procedimiento ante el altar, 6.6 al 8
El reto y la comisión, 6.9 al 13

El trono
Isaías fue trasladado de una escena de lepra y contaminación a una de santidad perfecta.

Fue en el templo que peco Uzias, y aquí la santidad y gloria divina se manifiestan en él.

A consecuencia de esta visión del trono y la santidad de Dios, Isaias exclama: Ay de mi

Esta era la sexta vez que emplea la expresión en los cinco capítulos anteriores, refiriéndose a otros.
Su primer ay fue dirigido a los mercaderes que monopolizaban los bienes raíces para sí.
El segundo fue para el ebrio y el que vivía en deleites, y el tercero contra los que pervertían el derecho.
Los últimos dos ayes cayeron sobre aquellos que seguían las enseñanzas de estos.
Isaías emplea lenguaje fuerte al pronunciar la condenación a estos pecadores.

Pero en el trono y en la presencia de Dios, exclama:
!Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
Porque al entrar en la santidad de Dios no se piensa en lo que uno es sino en aquel que lo llamo.

Descubre la importancia de agradar a Dios y no solo en un deseo conforme lo tuvo Uzias.

Entonces vuela hacia Isaías uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido tomado del altar y toca los labios de Isaías.

Diciéndole ¡Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado¡¨.

La santidad no se trata de ir al trono sino de aceptar el altar. Donde se derramaba la sangre. El altar es la respuesta al trono.

Por eso Isaías habla primero del trono y cuando llega al trono se ve destruido. Pero cuando habla del altar acepta la santidad que viene por medio del sacrificio.

Tan solo aquellos que han tenido la experiencia de Isaías pueden responder: ¡Heme aquí, envíame a mi¡.
Ahora Isaías está en condiciones de recibir su comisión.

Al preguntar el profeta por cuanto tiempo debería proclamar su comisión. Recibe como respuesta: ¡Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra este hecha un desierto;

Efesios 4
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

En otras palabras !él debe predicar hasta que no haya a quien predicar!

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