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A PARTIR DE ESTE MOMENTO ESTAREMOS EN UN NUEVO SERVIDOR
ACTUALIZANDO TODO EN LA PÁGINA


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ATTE: ICLV






MIRANDO MÁS ALLÁ DE LO NATURAL

MIRANDO MÁS ALLÁ DE LO NATURAL
Porque tu transformas el lugar donde estas




2 reyes 2
19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; más las aguas son malas, y la tierra es estéril.
20 Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron.
21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
22 Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.
Mira lo que Dios te ha prometido
No importa que los demás vean gigantes, mientras que tú veas uvas
Cuando tienes fe es como tener la materia prima

Luego Eliseo le dice a una viuda “Que no sean pocas vasijas”

2 de reyes 4
3 El le dijo: Vé y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.
6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.

La bendición la da Dios, la provisión la da Dios, pero la cantidad la determinas tú.

Por eso Eliseo le dijo a la viuda, que no sean pocas.
Mas era la viuda la que elegía cuantas vasijas traía a su casa.

Pero la mayoría de las vasijas no eran de ella sino prestadas.
Porque eso es lo que nosotros tomamos de los demás como cuando tu vas a clase, tomas el conocimiento de otros.

Por eso cuanto tu provees para. Es cuando se te pueda dar.

En ese momento podrá fluir el aceite de tu bendición.

2 de reyes 4
3 El le dijo: Vé y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.
6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.

Dios tiene la bendición, pero tú tienes que desarrollar un carácter de triunfador, porque esas son las vasijas para derramar ese aceite.

Al señor Jesús lo estaban crucificando pero les decía a todos no se preocupes que estoy triunfando.

Esta donde hubo vasijas fluyo el aceite.


Es tan poca nuestra mentalidad de triunfadores que inclusive cuando los demás fallan, le decimos el hueco donde va a quedar y no lo que puede llegar a ser si solo administra bien lo que tiene.


Porque es lo mismo que decir no me doy por vencido pero tampoco te ves como vencedor.


Que clases de vasijas hay vasijas de barro, de bronce, de oro, de plata,
Pero como la historia cuenta:
El maestro estaba buscando una vasija para usar y llenarla de su gloria.

En el estante había muchas- ¿Cuál escogería?. Llévame, gritó la dorada. “Soy brillante, tengo un gran valor y todo lo que hago, lo hago bien; mi belleza y mi brillo sobrepasa al resto y para alguien como tú, Maestro, el oro sería lo mejor”.

El maestro pasó sin pronunciar palabra; él vio una plateada, angosta y alta; “ Yo te sirvo amado Maestro, vertería tu vino y estaría en tu mesa cada vez que comieras; mis líneas son agraciadas y mis esculturas son originales, y la plata te alabaría para siempre”.

Sin prestar atención el Maestro camino hacia la de bronce, era superficial, con una boca ancha y brillaba como un espejo: “ Aquí.. Aquí” grito la vasija. “Se que te seré útil, colócame en tu mesa donde todos me vean”. “Mírame” gritó una copa de cristal muy limpia. “Mi transparencia muestra mi contenido claramente, soy frágil y te serviré con orgullo y se con seguridad que seré feliz de morar en tu casa”.

Vino el maestro seguidamente hacia la vasija de madera, sólidamente pulida y tallada: “Me puedes usar Maestro amado, pero úsame para las frutas dulces y no para el insípido pan” Luego el Maestro miró hacia abajo y fijó sus ojos en una vasija de barro, vacía, quebrantada y destruida, ninguna esperanza tenía la vasija de que el Maestro la pudiera escoger para llenarla y usarla.

Ah, esta es la vasija que he deseado encontrar, es la única que es fácil de moldear, por tanto la restauraré y la llenare, la haré toda mía”.

“No necesito la vasija que se enorgullezca de si misma, ni la que se luzca en el estante, ni la de boca ancha, ruidosa y superficial, ni la que demuestre su contenido con orgullo, ni la que piensa que todo lo puede hacer correctamente, pero si esta de barro llena de mi fuerza y de mi poder”

Cuidadosamente el Maestro levantó la vasija de barro; la restauró y purificó y la llenó en ese día, Le habló tiernamente diciéndole: “Tienes mucho que hacer solamente viértete en mi molde y yo te dare el tamaño correcto y la forma precisa que quiero de ti.


Tu triunfas por fe pero también fracasas por fe.
Lo que ahora vivo lo vivo en la fe del Hijo de Dios.

Cuantas vasijas y de que clase has traído hoy para que Dios las llene.

1 corintios 11
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

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