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REYES SEÑORES Y SACERDOTES p32

REYES SEÑORES Y SACERDOTES p32
Características individuales de los reyes




Isaías; el principio de la santidad

La vida y ministerio de Isaías abarca aproximadamente setenta años, 750 hasta 680 a.C. Era contemporáneo de cinco reyes de Judá: Uzias, Jotam, Acaz, Ezequias y Manases.
Algunos de ellos eran buenos y otros malos. Manases en particular era hombre impío, viviendo poco antes del cautiverio babilónico en 586 a.C.

Isaías era hijo de Amos (a quien no hay que confundir con el profeta del mismo nombre)

Se ha dicho que el libro de Isaías es la Biblia en miniatura. La Biblia consta de sesenta y seis libros: treinta y nueve en el Antiguo Testamento y veintisiete en el Nuevo.

El libro de Isaías a su vez consta de sesenta y seis capítulos, divididos entre treinta y nueve que están en paralelo con la enseñanza del Antiguo Testamento y los capítulos 40 al 66 que están en paralelo con la doctrina del Nuevo Testamento.

Esta segunda parte comienza con el ministerio de Juan el Bautista y termina con los cielos nuevos y tierra nueva.

En el centro está el capítulo 53 que describe en detalle profético el nacimiento, rechazo, muerte, sepultura y gloriosa resurrección del Mesías.

El tema de la segunda parte es el Siervo de Jehová. En lenguaje por demás hermoso, se presenta el advenimiento del Mesías en humillación y su reino esplendido por venir.

El llamamiento de Isaías
El fue llamado en el año que murió Rey Uzias. Según

2 Crónicas 26.
16 Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.
17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes.
18 Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.
19 Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.
20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido.
21 Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.
22 Los demás hechos de Uzías, primeros y postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amoz.
23 Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar suyo.

Ese rey fue castigado con lepra por el pecado de orgullo y presunción.
Fue el pecado de Nadab y Abiu, Levítico 10.1 al 3.

Uzías
Uzías fue uno de los grandes reyes de Israel y uno de los más prósperos. Es, en muchos aspectos un rey ejemplar. (2 Crónicas 26:1-15). Pero en los últimos días de su largo reinado de 52 años contrajo una enfermedad que sufrió hasta su muerte: la lepra.



2 Crónicas 26

1 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre.
2 Uzías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres.
3 De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
4 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre.
5 Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.
6 Y salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos.
7 Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los amonitas.
8 Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso.
9 Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.
10 Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados, así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.
11 Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de Maasías gobernador, y de Hananías, uno de los jefes del rey.
12 Todo el número de los jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos.
13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos.
14 Y Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras.
15 E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente,


¿Pero por qué contrajo la lepra? Porque él pecó contra el testimonio del Señor en el santuario.

Uzias llegó a hacerse muy famoso y, habiendo sido ayudado grandemente por Dios, llegó a hacerse poderoso. “Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.

2 Crónicas. 26
16 Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.
17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes.


En vano trataron los sacerdotes de disuadirlo. En vez de aceptar el sabio consejo, se encendió en ira.
Entonces, la mano del Señor vino sobre él en juicio y brotó inmediatamente la lepra en su frente, por lo que tuvieron que sacarlo apresuradamente del santuario.

Uzías fue leproso hasta su muerte.
¿Fue Severo Dios? ¿Fue Implacable?

Ningún hombre puede acercarse a Dios para servirle infringiendo sus normas, por muy grande que sea.
Si lo hace, no lo dude que recibirá la sanción que corresponde al pecado del santuario.

El pecado del santuario

El Señor había dicho a Aarón: “Tú y tus hijos... llevaréis el pecado del santuario...” (Núm.18:1).

Números 18
1 Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.
2 Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio.
3 Y guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros.

¿Qué es el pecado del santuario?

Es pretender servir a Dios con lo que no pertenece a Dios
Es servir a Dios con los recursos naturales, que no han pasado por la muerte y la resurrección.

Hay mucho servicio realizado delante de Dios con la fuerza de una mente muy despierta, de una voluntad muy férrea o de unos afectos muy vehementes, pero que Dios nunca ha demandado como pretendió Uzías.
Delante no sirven los recursos de la carne y de la sangre, tampoco los muchos dones naturales. Hacerlo con tales herramientas es incurrir en el pecado del santuario.

A menos que nuestro ministerio sea aceptable a Dios, se enfrenta con la muerte. No la muerte física, como en el caso de Nadab, Abiú, o Uza, pero sí la muerte espiritual, en un servicio incapaz de impartir la vida de Dios.

Uza tuvo una reacción perfectamente natural, pero que no estaba en conformidad con la orden de Dios.
Fue un servicio a Dios, pero en contra de la manera o método de Dios, puesto que fue hecho de la manera que lo quiso el hombre, y salió de la mente y fuerza del hombre.

El rey Uzías se arrogó a sí mismo lo que Dios había otorgado sólo a los sacerdotes.
Así que Dios respondió inmediatamente con la lepra, que simboliza la muerte.


¡Que Dios nos abra los ojos para ver cuán abominable es servirle con la fuerza del hombre, con aquello que procede de la antigua creación, por muy buen aspecto que luzca! Porque sólo lo que procede de Dios puede ser utilizado en el servicio de Dios.

*****
Uzias había reinado cincuenta y dos años y era de los reyes de Judá el más poderoso y capaz. Era militar, estadista, agrónomo e inventor. La ciencia y estrategia dieron estabilidad a su trono, pero el pecado lo vacío.

Habiendo sentido el golpe de este desastre siete años después cuando el rey murió, Isaías es llevado a la presencia de Dios y ve la visión de su santidad y majestad.
La visión del capítulo 6 consiste en:
Una visión del trono, 6.1 al 4
El procedimiento ante el altar, 6.6 al 8
El reto y la comisión, 6.9 al 13

El trono
Isaías fue trasladado en espíritu de una escena de lepra y contaminación a una de santidad perfecta. Se asocian con el trono:
„h Jehová, Adonaí. Una comparación con Juan 12.41 (Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y hablo acerca de el¡¨). y Hechos 28.25 (¡§Bien hablo el Espiritu Santo por me-dio del profeta Isaias ¡K¡¨) hace ver que se trata del Dios trino.
„h El trono alto y sublime. Compárense Isaías 52.13 (¡§Mi siervo será prosperado, sera engrandecido y exaltado, y sera puesto muy en alto¡¨), Filipenses 2.9 (¡§Dios tambien lo exalto hasta lo sumo¡¨). y Efesios 1.21 (¡§¡K sobre todo principado y autoridad ¡K¡¨).
„h Fue en el templo que peco Uzias, y aquí la santidad y gloria divina se manifiestan en el.
„h Los serafines eran guardianes del trono, contando con cuatro alas para reverencia y adoracion, ademas de dos para servicio. Claman: ¡§Santo, santo, santo, Jehová de los ejercitos; toda la tierra esta llena de su gloria¡¨.
„h La casa se lleno de humo, tal vez la nube de gloria de la cual leemos en 2 Cronicas 5.13 y Ezequiel 10.4. Justicia y juicio son el cimiento de su trono, Salmo 97.2.
El altar
A consecuencia de esta visión espantosa del trono y la santidad divina, Isaias exclama: ¡§!Ay de mi!¡¨
Seis veces habia empleado la expresion en los cinco capitulos anteriores, refiriendose a otros. Su primer ay fue dirigido a los mercaderes que monopolizaban los bienes raices para si. El segundo fue para el ebrio y el que vivia en deleites, y el tercero contra los que
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pervertian el derecho. Los ultimos dos ayes cayeron sobre aquellos que seguian las ense-nanzas de estos. Isaias emplea lenguaje fuerte al condenar a estos pecadores.
Pero a la luz del trono y en la presencia de Dios, exclama: ¡§!Ay de mi! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehova de los ejercitos¡¨. Se ve cual leproso en medio de leprosos. Varones como Moises, Job, David, Pedro y Pablo tuvieron esta experiencia, y es un requisito para todo siervo a quien Dios llama a realizar su obra.
Entonces volo hacia el uno de los serafines, teniendo en su mano un carbon encendido tomado del altar. Toco los labios de Isaias con ese carbon, y le dijo: ¡§Es quitada tu cul-pa, y limpio tu pecado¡¨. No se trata del altar de oro con su incienso, sino del altar de cobre para el sacrificio, donde se derramaba la sangre. El altar es la respuesta al trono.
El reto y la comision
Convicto, confeso y limpio, recibe el llamado: ¡§.A quien enviare [yo], y quien ira por nosotros?¡¨ Observense el yo singular y el nosotros plural. Es el Dios Trino que llama, y tan solo aquellos que han tenido la experiencia de Isaias pueden responder: ¡§Heme aqui, enviame a mi¡¨.
Hubo primeramente la vision, luego la voz, y ahora la voluntad. Ahora Isaias esta en con-diciones de recibir su comision. Se le asigna un ministerio por demas dificil: ¡§Anda, y di a este pueblo: Oid bien, y no entendais; ved por cierto, mas no comprendais. Engruesa el corazon de este pueblo, y agrava sus oidos, y ciega sus ojos, ni oiga con sus oidos, ni su corazon entienda, ni se convierta, y haya para el sanidad¡¨.
Se trata de un ministerio de endurecimiento y ceguera judicial, el cual afectaria el cora-zon, oido y vision de los oyentes. La corrupcion fluye del corazon a los oidos y ojos, pero de estos la sanidad alcanza el corazon, Romanos 10.17.
Este gran pasaje dispensacional fue cumplido en primera instancia en el destierro babilo-nico de Israel y Juda, como Moises habia profetizado siglos antes, Deuteronomio 30.18 al 20, 31.13. Se cita el pasaje siete veces en el Nuevo Testamento, y en particular en el contexto de tres ocasiones de crisis:
„h en Mateo 13 y Juan 12.40,41, en el rechazamiento de Cristo de parte de Israel,
„h por Pablo en Hechos 28.25 al 27, cuando dejo a los judios y se dirigio al mundo gentil al final de su ministerio publico, en la gran exposicion dispensacional en Romanos 9 al 11.
Al preguntar el profeta por cuanto tiempo deberia proclamar a la nacion este mensaje de endurecimiento judicial, recibio como respuesta: ¡§Hasta que las ciudades esten asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra este hecha un desierto; hasta que Jehova haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra¡¨. En otras palabras, !el debe predicar hasta que no haya a quien predi-car!
Seria por demas desalentadora esta mision para un hombre brillante como Isaias, posei-do de tanta habilidad y habiendo recibido un mensaje glorioso. Nos recuerda de muchos honrados siervos de Dios en tierras musulmanas que han dado sus vidas en servicio ab-negado pero con poco o ningun resultado visible. El evangelio es como el calor del sol, derritiendo la cerca pero endureciendo la arcilla; 2 Corintios 2.15.
Pero la comision termina con un mensaje de aliento; un Dios que guarda su pacto no podria permitir que el mensaje terminara en derrota. Un diezmo, o sea un remanente, volveria del cautiverio. Iba a sobrevivir el germen de vida ¡Xla simiente santa¡X en el tronco del arbol. La mesianica Simiente Santa, la de la mujer, asegura la perpetuidad de
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la nacion. Una cosa que no permitio que Israel fuese arrancado de un todo, fue la nece-sidad de preservar la linea de ascendencia del Mesias.
Desde este punto en adelante, la mision y el mensaje de Isaias conto con dos polos: una advertencia del juicio que vendria sobre la nacion apostata, y la esperanza de una Perso-na por venir con su mision mesianica.
Todo el libro de Isaias contiene indicios del profundo y duradero concepto que Isaias tenia de la santidad de Dios, consecuencia de la vision del capitulo 6. Si bien el tema principal es la esperanza mesianica, a lo largo de su libro el hace hincapie en la necesi-dad de una vida santa acorde con la santidad divina. Veinticinco veces habla del Santo de Israel, doce veces en la primera parte y trece en la segunda, mostrando asi la unidad del libro. Solamente seis veces se encuentra este titulo en todo el resto del Antiguo Testa-mento.
La tradicion es que Isaias murio cual martir, metido dentro del trono de un arbol hueco y aserrado; vease Hebreos 11.37. Sea autentica o no esta tradicion, los criticos han inten-tado hacer lo mismo con el libro de Isaias, afirmando que en realidad se trata de dos libros. Pero este gran titulo de Dios y su tema subyacente manifiestan que la profecia de Isaias es integra y de un todo confiable para el siervo de Dios en nuestros tiempos.

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