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DEBIDO A PROBLEMAS EN EL SERVIDOR DE DIVSHARE. LA MAYORÍA DE
LOS AUDIOS ANTERIORMENTE SUBIDOS SE HAN
PERDIDO.


A PARTIR DE ESTE MOMENTO ESTAREMOS EN UN NUEVO SERVIDOR
ACTUALIZANDO TODO EN LA PÁGINA


DISCÚLPENOS POR LA DEMORA EN LA SUBIDA DE NUEVOS TEMAS.


ATTE: ICLV






LOS ENTENDIDOS RESPLANDECERÁN parte 2

LOS ENTENDIDOS RESPLANDECERÁN parte 2




Lo que sientes hoy, cambiará mañana. Pero lo que entiendes hoy, te servirá mañana.

Daniel 3
3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.


Parte 2
Como llega el entendimiento de Dios a nuestras vidas.

Dios dio la Ley por medio de Moisés, pero el pueblo no la entendía.
Ellos tenían las LETRAS de la Ley solamente, pero les faltaba entender esas letras.
Para poder entenderlas, Dios les había dicho que “meditaran” en su Palabra

Josué 1
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.


Pero la mayoría no quiere meditar en la palabra de Dios, sino en las costumbres de este mundo.
Podemos ver la misma actitud hoy: la gente prefiere meditar en la televisión, en los deportes, en las revistas en las noticias de los periódicos, en pasatiempos, en sus negocios mas no en las palabras de vida eterna.

La gente no busca el entendimiento de la Palabra. Busca títulos, riquezas y sentimientos bonitos. Aunque Dios les invita a un banquete de sabiduría, no aceptan la invitación.
Ponen pretextos:

Lucas 14
16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.


Un padre sabe que la “educación” es importante, y mandan a sus hijos a estudiar, inclusive organizan sus ingresos para que sus hijos nunca falten al colegio, se restringen de muchas cosas para que ellos puedan tener los materiales necesarios para que nunca se atrasen en su aprendizaje.

Pero no perciben la iglesia como un lugar educativo, y tampoco visualizan la Biblia como libro “educativo”, sino como libro “religioso”.

Y al igual que todos los otros a una comenzaron a excusarse como lo leímos anterior mente en Lucas 14: 16-21
Por lo tanto, ven como verdadero el material que el mundo les da para educar a sus hijos o ellos mismos.

Dios dio la Biblia como libro de “educación”, y no como libro de “religión”.
La Biblia es el plan de estudios para la vida que Dios dio para que al hombre le vaya bien como lo dice en Josué 1: 8-9 y con el cual también quiere Dios que los padres enseñen a sus hijos como libro principal y no como secundario.

Deuteronomio 6
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Cuando Dios dio la Ley, dijo que los padres debieran de enseñar esas palabras a sus hijos,
En otras palabras, la Palabra debiera ser nuestra primera enseñanza que es la mejor manera de que nos vaya bien en la vida, el resto es la añadidura del conocimiento.


Aunque la palabra de Dios es verdad y es perfecta, aun así no sirvió a muchas generaciones, y todo porque ellos no la entendían. Y no la entendían porque no era su meditación continua.
Rehusaban hacer lo que Dios había mandado hacer con su Palabra.
La gente siempre busca la sabiduría del mundo, pero Dios nos advierte que NO busquemos
la sabiduría de este mundo. Dios dijo: “Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé
el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba?
¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del
mundo?” (1 Corintios 1: 19-20.)

Por eso pregunto ¿de qué sirve una universidad, sino entiendes porque no te salen las cosas bien mientras que el que vende helados tiene más que tú?
¿De qué te sirve la sabiduría de este mundo para construir grandes torres, sino entiendes porque muere tu hijo, o te deja tu esposa?

¿De qué sirve la capacidad para hacer riquezas, sino entiendes porque no eres aun asi feliz y otros muchos se suicidan?

1 reyes 18
21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

Bien dice la palabra si postrado me adorares.

Pero lo del mundo aunque tenga bienes materiales fama, y respeto “idolatría” nunca tendrá la vida que solo Dios da

Romanos 1
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,


En vez de estudiar las palabras de Dios, estudian palabras de hombres. ¿Y la meta? Poder ganar dinero para comprar y vender. Estudian seis años de primaria, otros seis años de secundaria, y otros seis años de universidad mas una maestría o doctorado. Pero sólo leen la Biblia diez minutos al día cuando Dios había mandado que su Palabra fuera el libro para nuestra “educación”.

Por eso, la palabra de Dios se degeneró en una “religión” de ritos que se hacen por sentimientos pero sin entendimiento.

Y al igual que en el antiguo testamento lo que sí entendía la gente eran las costumbres de los egipcios y la idolatría de las naciones de Canaán.

La marca de la bestia
Con el paso del tiempo, Israel empezó a ver y copiar las costumbres de las naciones paganas.
Entonces alcanzaron a entender los pensamientos de los gentiles: el amor al dinero, la búsqueda de placer, y la confianza en las armas (confiar en caballos).

Para obtener mejores cosechas practicaban los ritos de fertilidad de Baal. Para obtener
Riquezas, quemaban sus hijos en el fuego a Moloc.
Su “entendimiento” llegó a ser igual al entendimiento del mundo. Sus frentes ya estaban marcadas con la misma mentalidad que aquellos.

Cuando Dios mandaba a los profetas para reprenderles, los mataban.
Finalmente, Dios entregó la nación de Israel a sus enemigos, y fue llevada en cautiverio a Babilonia y a otros países.

Cuando vino Jesús, no vino para abrogar la Ley y los profetas, ni siquiera una letra ni una tilde, Vino para dar entendimiento de esa Ley a su pueblo. Vino para quitar su mentalidad mundana, reprender los ritos muertos, y mostrar el significado verdadero de la Ley de Dios. Las palabras de la Ley habían venido por Moisés, pero la “verdad” (es decir, el entendimiento de esas palabras) vino por Jesucristo.

Sus enseñanzas eran como una luz que alumbraba en la oscuridad.
La misma Palabra de Dios que había sido una “ley de condenación” para los que pensaban como el mundo, se convirtió en el “evangelio de salvación” para los que entendían, se arrepentían y obedecían a Jesús.
La gente dejó de practicar los ritos muertos de los fariseos, y entendieron que la manera de “amar a Dios con todo el corazón” y “amar a su prójimo como a sí mismo” es seguir a Jesucristo, y vivir la vida que él demanda.

Ahora, con la luz del entendimiento en el corazón, cualquiera puede vivir ese amor que la misma Ley de Moisés había mandado mucho antes. Los seguidores de Jesús
llegaron a ser un pueblo obediente porque Jesucristo les habían traído el entendimiento.
Entendieron que rociar la sangre del cordero pascual en el día catorce de cada año nuevo,
significaba que la sangre de Jesucristo fue derramada para librar a su pueblo de la esclavitud
a una mentalidad mundana (Egipto).
El entendimiento es la clave. Cuando la gente “entiende” la Palabra de Dios, ellos
pueden “creer” lo que Dios está diciendo. Pueden vivir una vida de “fe” en lo que Dios
dice. Pero si no entienden, no pueden creer. Es imposible creer en sonidos que no se
entienden. Es imposible creer las palabras que no entendemos. Si Dios no hubiera dado
instrucciones a Noé que se podían entender, Noé nunca hubiera construido el arca y
nunca hubiera sido salvo “por fe”. Además, en tiempo de guerra, los generales mandan
mensajes por radio en código secreto porque no quieren que el enemigo entienda. El que
no “entiende” un mensaje no lo puede creer.
La gente que no entiende la Ley, sólo puede tener una “religión” donde ellos
practican ritos memorizados. Solamente pueden repetir ciertas palabras como el loro.
Hablan de “gracia”, pero no saben qué cosa es gracia. Hablan de “salvación”, pero sus
vidas no muestran evidencia que la poseen. Cuando oran, “Santificado sea tu nombre...”,
ignoran lo que están pidiendo. Solamente pueden observar tradiciones que no requieren
entendimiento. Realmente no pueden tener “fe”, porque la fe viene por oír y entender la
Palabra de Dios. Lo que ellos llaman “fe”, no es fe verdadera.
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Cuando los hombres
entendieron, volaron.
Cuando Jesús predicaba el evangelio, la gente se admiraba de su doctrina, porque
les enseñaba con autoridad, no como los religiosos que hablaban sin entender.
Cuando se explica la Palabra de Dios correctamente, la gente empieza a entender y creer.
Entienden qué es lo que deben hacer, y entienden por qué. La Palabra de Dios empieza
a ser una vida para ellos, no una religión. Y al VIVIR la Palabra de Dios, sus vidas han
sido “salvas” de la desobediencia.
Dos Tipos de Aviones
Consideremos una parábola: un nativo de la selva puede quedarse muy impresionado
cuando ve un avión por primera vez, pero puesto que él no entiende los principios
de la aeronáutica, no va a entender cómo construir uno. No entiende cómo funcionan las
alas. No entiende cuáles materiales usar. No entiende cómo hacer un motor. Tal nativo
de la selva sólo pudiera hacer un “avión” que imita la apariencia externa de los aviones
reales: con alas y ruedas y hélice. Pero su “avión” no es más que un tronco de un árbol
con tablas clavadas encima como si fueran alas, todo cubierto con papel aluminio para
darle brillo. Ese “avión” de papel aluminio no puede funcionar como avión real, porque
su hacedor no “entendía”. Su “avión” es solamente una apariencia. No vuela más alto
que las chozas de los demás nativos. Todos están al mismo nivel.
El nativo de la selva que trata de hacer un avión sin entendimiento, construye una
pobre imitación de la cosa verdadera. Su avión no funcionará. Tiene alas, pero no vuela.
Hélice tiene, pero no produce fuerza. Así como su “avión” es inútil, inútil será también si
él intentara explicar a otros cómo construir aviones. Sin embargo, este nativo recibe mucho
reconocimiento (y hasta dinero) de los demás nativos que piensan que su “avión” es muy
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Cuando entendieron más,
volaron más alto.
impresionante. Empieza a tener ingresos de los demás nativos que tampoco entienden.
La parábola continúa: Otros hombres que entienden los principios de la aeronáutica, empiezan
a construir un avión real en el mismo pueblo. Ellos siguen las indicaciones en unos planos que
tienen. Juntan cientas de piezas livianas, arman el motor, y dan forma aerodinámica a su avión. Todas
las piezas van bien unidas, y todo peso inútil es eliminado.
El primer nativo observa lo que aquellos hombres están haciendo con recelo, y les
dice: “Ustedes ponen demasiados requisitos. ¡No es necesario hacer tanto! De todos
modos ustedes no van a volar más alto que yo.” Después, cuando el nativo ve que el avión
de aquellos hombres realmente vuela, y él no lo puede negar, busca un pretexto para
matarlos para que nadie se dé cuenta de que el avión de papel aluminio es un fraude.
Ahora vamos a explicar la parábola: El avión representa la vida de justicia que
Jesucristo nos manda vivir, habiéndola vivido él mismo delante de los hombres.
Como el nativo, los religiosos de cualquier época imitan unas pocas cosas externas
de la Biblia, y aseveran que por eso ya son “hijos de Dios” y “salvos”. Pero no es así. Aunque
viven vidas casi idénticas a los incrédulos, los religiosos están seguros de que “creen en
Dios” y que “han aceptado a Cristo”. Pero así como el “avión” de papel aluminio no voló,
así igualmente la vida de estos religiosos no es obediente a Jesucristo en muchas cosas.
Tienen su deleite en el dinero, en sus posesiones y en las diversiones mundanas (como la televisión).
Guardan rencores y están llenos de envidia y contención. Dicen que no es necesario
dejar el amor al mundo porque supuestamente eso sería “confiar en obras”. Unos de ellos
dicen que es imposible obedecer a Dios, ¡y Dios ni siquiera espera eso de nosotros!. Dicen
todo esto porque no tienen entendimiento de la vida cristiana de justicia.
Los otros hombres que edificaron el avión con entendimiento son los verdaderos
discípulos de Jesucristo que permanecen en su Palabra. Jesús vino para dar entendimiento
a sus discípulos: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos...”
(Mateo 13:11.) Sus discípulos consideran cada palabra de Jesús como una pieza
del “avión” que están construyendo. Empiezan a vivir una vida de justicia. Dejan de
practicar la mundanalidad y la tradición religiosa. Activamente están edificando la vida
virtuosa que Jesús les ordenó, utilizando todos los talentos que el Señor les dio.
Como las palabras que el nativo habló a aquellos hombres entendidos, el religioso
les dice a los discípulos de Jesús: “¡No es necesario hacer tanto! Eso es legalismo.
¿No saben que somos salvos por fe y no por obras? Ustedes están tratando de ser salvos
por obras. De todos modos, no van a poder cumplir lo suficiente. Nadie es perfecto.
Ustedes no son mejores que yo. Ustedes son hipócritas porque piensan que saben más.”
No obstante, aquellos hombres entendidos (como los discípulos verdaderos que
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Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual
naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son
Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que
aprendan a no blasfemar. 1 Tim. 1: 19-20.
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renuncian la sabiduría del mundo) saben lo que están haciendo, y por eso están haciendo
“tanto” y armando tantas piezas. Saben que el resultado de todo su esfuerzo va a ser
un “avión” que vuela (es decir, una vida que muestra las virtudes de Jesucristo). Saben
que el resultado de seguir los planos, será un avión que vence la gravedad (una vida libre
de corrupción).
La salvación verdadera se recibe por recibir la Palabra de Jesús y hacerla.
Hombres y mujeres van a ser salvos “por fe” porque entendieron y creyeron los planos
de Jesús, y los ejecutaron. Construyen sus vidas según el modelo que tienen en la Biblia.
Se esfuerzan por entrar por la puerta estrecha, y el resultado es una vida obediente a las
palabras de Jesucristo. Eso, en verdad, es ser “salvo”.
Los que no entienden, no aprecian la fe de los que entienden. El nativo que hizo
su “avión” con papel aluminio, no pudo comprender que aquellos hombres estaban edificando
con entendimiento, de acuerdo a los planos. Jesús dijo, “Cualquiera, pues, que
me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre la roca.” (Mateo 7:24.) Las palabras de Jesús realmente son planos que los
hombres pueden seguir. Los que realmente “creen” en Jesús, edifican una vida de obediencia
a sus palabras. Los que no “creen”, no aplican los mandamientos de Jesús a sus
vidas. Aceptar la Palabra es aceptar a Jesús. Seguir la Palabra es seguir a Jesús. Rechazar
la Palabra de Jesús es rechazar a Jesús mismo.
Los hombres que construyeron con entendimiento no representan lo que es la
mentalidad “legalista”. La actitud legalista se ve en el nativo con su avión de papel aluminio.
Estos sabios no estaban confiando en sus “obras”, sino en los planos del diseñador.
El nativo estaba confiando en sus propias “obras” de papel aluminio. Aunque su
avión no volaba (pues no pudo hacer nada), el nativo afirmaba que el suyo es el avión
legítimo, y que los otros hombres engañan a la gente porque dicen que van a volar. El
nativo seguía recalcando que todos son iguales de inútiles, y que nadie puede volar. El
religioso es parecido al nativo porque dice que nadie puede obedecer a Cristo. El religioso
se esconde tras el pretexto: “Nadie es perfecto.” El que realmente es legalista (como
Caín) termina matando a los que sí tienen fe. Sin el entendimiento, los hombres cambian
la Palabra de Dios en una religión de papel aluminio. Ponen su confianza en las apariencias
religiosas, no en una vida obediente.
Copiar La Biblia Produce Entendimiento
Para obtener el entendimiento, Dios recomienda copiar la Biblia: “Y cuando se
siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta
ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá
en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar
todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se
eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra;
a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.”
(Deuteronomio 17: 18-20.)
Copiar la Biblia es sembrar la buena semilla en el corazón. “La semilla es la palabra
de Dios.” (Lucas 8:11.) Cada semilla va a producir según su naturaleza. Si permitimos
que el mundo siembre su semilla en las mentes de nuestros hijos, solamente una
cosa puede nacer de esas semillas: las actitudes del mundo. Y solo una cosa puede nacer
de la semilla de la Palabra de Dios: la naturaleza de Dios.
Pero sembrar buena semilla no es todo. Es decir, copiar la Biblia no es suficiente.
También tiene que haber un cuidado adecuado de la buena semilla para darle tiempo
de crecer y madurar. Hay que reconocer las cosas que pueden destruir la semilla y tomar
los pasos decisivos para defenderla de todas las influencias destructivas. La mejor semilla
puede perecer por la maleza, gusanos, insectos, pájaros, ratones, tejones o puercos.
Así también la buena semilla de la Palabra de Dios puede perecer en nosotros por las
mentiras, las malas amistades, los afanes de esta vida o el engaño de las riquezas.
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Hay que defender la buena semilla de las malas semillas. Si los padres permiten
que se siembren otras semillas en el mismo campo (el corazón del hijo), destruirán la
buena semilla de la Biblia. “No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se
pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña.” (Deut. 22:9.) Otras
“semillas” vienen de la televisión, la educación mundana, la fantasía y la tradición religiosa.
Estas “semillas” son palabras falsas que conducen a pensamientos mundanos y
destructivos. “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena...” (2 Tim. 2:16-17.)
Si los padres permiten que sus hijos anden en la calle o convivan con personas de
mal vivir, entonces el entendimiento será destruido en el corazón de sus hijos. “No deis
...escribirá para sí
en un libro
una copia de esta ley...
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lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen,
y se vuelvan y os despedacen.” (Mateo 7:6.)
Si los padres mismos viven un mal ejemplo delante de sus hijos, ese mal ejemplo
estorbará al hijo de entender la Palabra. “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de
estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de
molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.” (Mateo 18:6.)
Algunos padres piensan que el estudio de la Biblia es solamente para llegar a ser
sacerdote o pastor o ministro religioso. Ellos quieren que sus hijos se preparen para un
oficio secular, no para el ministerio. Piensan así porque consideran la Biblia como libro
“religioso”, no como libro “educativo”. Notemos en Deut. 17:18 que Dios mandó a los
REYES a copiar la Biblia. Los reyes no cuidaban las cosas del templo ni los servicios
religiosos. Los reyes necesitaban ser equipados para poder reinar, y Dios dijo que el
equipo está en la Biblia. Copiar la Biblia es mejor que estudiar una carrera de “leyes”.
Los pensamientos de Dios son más altos que las ideas de los abogados y jueces de la tierra.
La Biblia no es solamente un libro para sacerdotes. Es el libro inspirado por Dios
para enseñar a todas las naciones para que lleguen al entendimiento que conduce a la
vida de justicia. ¿Hasta cuándo, pueblo de Dios, van a dejar de seguir el mal ejemplo de
la nación de Israel, que se apartaba de su Dios para volver a Egipto y a Babilonia?
Padres, pongan a sus hijos a copiar la Biblia, y protéjales de toda mentira y mal
comportamiento, siendo ustedes buen ejemplo para ellos. El resultado final va a ser un
río impetuoso de juicio y justicia que llenará el mundo entero.
“Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus
instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.”
(Amós 5: 23-24.)

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