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ROMPIENDO MALDICIONES FINAL

ROMPIENDO MALDICIONES FINAL
La puerta del juicio





Pro 26:2
Como el gorrión en su vagar y la golondrina en su vuelo así la maldición no viene sin causa.

La maldición es definida como una palabra o resultado de un pecado, pero también por ignorancia, con el que se le abre la puerta a un poder el cual solo trae destrucción.

La maldición es una fuerza negativa y maligna tan poderosa que actúa en contra de la felicidad y propicia el fracaso del maldecido.

La maldición puede ser transferida de generación a generación.

Como hemos visto, la restauración de las puertas en nuestra vida representa la respuesta a salir de las maldiciones en la cual hemos estado atrapados por mucho tiempo.

Iniciamos restaurando nuestra relación con Dios entrando por la puerta de las ovejas. Luego restauramos la puerta del pescado o del alimento, para continuar con la puerta vieja donde aprendimos a tomar decisiones de a quien íbamos a servir, para poder llegar a la puerta del valle donde somos enfrentados a tomar decisiones correctas o pasaríamos a otros valles.

Después entendimos como Dios transforma la basura de nuestro pasado y lo convierte en fortalezas en contra del enemigo restaurando la puerta del muladar, para así dejar que la puerta de la fuente fluya en nosotros pero que esa fuente para llegar a elle tendríamos que construir el túnel de los reyes, para que el enemigo no entendiera que a pesar de que nos sitiara. Siempre la fuente de Dios brotara en nosotros. Luego pasamos a unas puertas diferentes como La puerta de las aguas donde aprendimos si la palabra de Dios podría cumplir su función, y al cumplir la función entenderíamos el poder de Dios para no volver a caer bajo yugo de maldición, y al entender eso pasaríamos a la puerta de los caballos donde ya no solo nos defendemos sino que somos conquistadores y que cada conquista era para Dios y que esa conquista era por causa del poder de Dios en nosotros.

Para luego seguir a la puerta oriental donde aprendemos a nunca perder el rumbo y la plena libertad de toda maldición y yugo de las tinieblas.
Hoy por ultimo veremos la puerta del juicio.

Lucas 12
43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.
45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,
46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles.
47 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

La puerta del juicio era la puerta a donde se traía ante los ancianos los casos para ser juzgados del pueblo, ellos emitían un dictamen o juicio con respecto al caso.

Proverbios 14
12 Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.

Nehemías 3
31 Después de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina.
32 Y entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes.

Entonces esta es la puerta no solo de una sentencia sino también es la puerta de la madurez, de la inspección, de las decisiones correctas, pero también la del trato de Dios.

Por eso quien restauró el lugar donde estaba esta puerta fue Malquías, que quiere decir Jehová es Rey.
Uno que ha reconocido que Dios es el que reina en su vida, y que también ha entendido que él es el que pesa con balanza justa.

Por la tanto la persona que tiene limpio el lugar donde está esta puerta es uno que anhela la madurar. Porque todo lo que hace, lo pone a juicio y en balanza perfecta.
Uno que por el Espíritu Santo inspecciona su vida. Y no por sí mismo.

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