LAS PROMESAS DE DIOS parte 5

LAS PROMESAS DE DIOS parte 5
Cuantos tipos de promesas existen



En si hay dos tipos de promesas que son promesa sinceras o verdaderas y promesas falsas.
De estas dos se derivan los siguientes tipos de promesas:

Promesas de bendición y promesas de maldición
Promesas de salvación o ayuda
Promesas generosas y promesas escasas.
Promesas de dirección
Y por último promesas de gobierno.

Continuando hoy con lo que es Promesas generosas y promesas escasas.

Una de las características de este tipo de promesa no solo es lo que Dios hace en sus promesas sino lo que él es capaz de hacer por nosotros.

Pero estas promesas tienen algo muy especial que manifiestan la verdad del corazón. Ya que

Si notamos la misma palabra está más llena de promesas que de exigencias

Las promesas de Dios son el testimonio externo de su corazón, que desde la eternidad Dios nos ama y ha pre ordenado todas las cosas para que habitemos con él y disfrutemos de su presencia. Manifestando su amor por medio de las promesas para con su pueblo.


Por eso cuando leemos la palabra vemos más promesas que mandamientos.

Vemos más promesas de bendición que mandamientos

Como sabemos que una promesa es generosa o escaza
Por el amor que hay en lo que se promete

Marcos 12
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;
44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

Juan 3
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.


Proverbios 23
7 Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.
8 Vomitarás la parte que comiste, Y perderás tus suaves palabras.

Por eso es que Dios tiene más promesas que mandamientos
Mientras que nosotros tenemos más exigencias que promesas para él.


Que nos permite entonces distinguir una ofrenda generosa de una ofrenda escaza?

El corazón.

Mateo 11
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;


Un ejemplo para saber si mi promesa es de abundancia o escases

Ej.

Tú le prometes a DIOS que el primer día de trabajo lo que te ganes es para él, y preciso ese día te va mejor que nunca. Y para completar el siguiente día te va peer que nunca.

Con cuanta alegría llevaras tu ofrenda a al alfolí. O pasa viceversa que el primer día no ganaste nada y al segundo sí.
¿Cuál sería la alegría de tu corazón porque te fue bien?

El punto no está en la ofrenda, sino en la actitud de tu corazón en cualquiera de los dos casos.

Donde se ven este tipo de ofrendas
En un matrimonio cuando cada uno se entrega por amor.
En la alegría de dar las mejores flores o los mejores chocolates a la mujer que quiere enamorar, e en la mujer cuando se esfuerza en arreglarse para él.

Uno de los mejores ejemplos en la biblia está en Abel y su ofrenda, y en el libro de los cantares donde se muestra lo que es entrega total y verdadera.

Una ofrenda sin amor por grande que sea siempre será escasa

Por eso vemos que lo único que Dios pretende alcanzar de nosotros es el corazón.
Pero nosotros de tristemente las riquezas.

Si Dios diera plata y oro las iglesias se llenarían, pero como lo que ofrece es su amor se van a buscar plata y oro a otro lado, porque eso es lo que les hace falta.


Sabes distinguir entre una ofrenda generosa y una escasa

La pregunta es.
¿Sabes cuento fue el precio que se ofreció por ti?


1 Corintios 6
20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.