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HAMBRE Y SED DE DIOS parte 3

HAMBRE Y SED DE DIOS parte 3
La falta de hambre y sed por Dios, no es porque él sea insípido, sino porque nos mantenemos saturados con “otras cosas”.





Lo que está en juego aquí no es solamente el bien de nuestra alma, sino también la gloria de Dios.
Dios es más glorificado en nosotros cuando somos más glorificados en él. La lucha de la fe es una lucha por deleitarnos en todo lo que Dios es para nosotros en Cristo. Aquello por lo que tenemos mayor hambre es lo que adoramos.

Cuando Dios sea esa suprema hambre de nuestro corazón, él será supremo en todo.

Salmos 73
25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

¿El hambre por la comida es silenciada por el hambre de mi corazón?

Los Mayores Adversarios de Dios en nuestro corazón.
El más grande enemigo del hambre por Dios no es un veneno, sino algo apetitoso.

Pero muchas veces no es el banquete del pecado, sino la infinidad de bocadillos en la mesa del mundo. También conocido como las pequeñas comidas que llenan o quitan el hambre
No son los videos censurados, sino los triviales pedacitos escogidos de los mejores programas que cada noche comemos.
Para todo el mal que Satanás pueda hacer.

Cuando Dios describe lo que nos aparta de la mesa de su amor; como es un lote de terreno, un yugo de buey, y una esposa

Lucas 14
15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

El mayor adversario del amor a Dios no son sus enemigos, sino sus propios regalos. Porque todo lo que llega a nuestras manos para complementar nuestro bienestar, viene de Dios.

Porque cuando estos reemplazan el apetito por Dios mismo, la idolatría es difícilmente reconocible y casi incurable.

El señor Jesús dijo que hay quienes oyen la palabra de Dios, que despierta en sus corazones un deseo por Dios. Mas entonces, “yéndose, son ahogados por los afanes, las riquezas y los placeres de la vida.”

Lucas 8
14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.
15 Más la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.

En otra parte dijo: “las codicias de otras cosas entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”

Marcos 4
19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Los placeres de esta vida y la codicia de otras cosas que no son malas en sí. No son vicios. Son dones, son regalos, son talentos de Dios.

Todos ellos se pueden convertir en mortales sustitutos de Dios.
En la tierra prometida hay demasiada abundancia, pero si tu no estás preparado para no cambiar esa abundancia por la gloria de Dios; Dios prefiere mantenerte en el desierto hasta el día en que mueras.
¿Cómo saber si estamos preparados para manejar la abundancia?

Mírate como manejas los problemas. Porque si un problema te aparta de la búsqueda de Dios, mucho más fácil la abundancia te ara tibio, donde confundirás ser bueno, con tener sed.

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