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HAMBRE Y SED DE DIOS parte 2

HAMBRE Y SED DE DIOS parte 2
Una de las cosas más importantes para un crecimiento verdadero es sentir la necesidad de alimentarse bien.





JUAN 6
25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Una de las cosas que tenemos que tener cuidado es de cual alimento estamos consumiendo, si del mana del cual el señor mismo dice; que ese no es el pan del cielo.

Juan 6
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

Paro también hay otros panes con los que muchas veces nos alimentamos como el pan del pecado, el pan con levadura, o mezclamos varios tipos de pan.
Mezclamos el pan del cielo con el pan de moisés, o el pan con lavadura.

La levadura no solo significa levadura, sino que es como cuando comemos galguerías; son ricas, dulces, y nos llenan pero nos van matando lentamente por dentro.
Nos sentimos tranquilos pero vamos debilitándonos espiritualmente, y cuando viene un virus (la tentación), o sobreviene algún problema, simplemente desfallecemos y terminamos envueltos en mayores dificultades.

Veamos los efectos de algunos tipos de alimentación.

- Los que se llenan con golosinas: cristianos que solo reciben lo que les gusta, promesas, bendiciones, pero que se escapan cuando la Palabra los confronta y solo quieren oír lo que les conviene.

- Los que comen chatarra espiritual: Se alimentan de los anti-valores que se promueven en los medios, llenan sus mentes y corazones con “puro mundo”.

Los que comen solo harina: son los que se engordan y aparentemente están bien alimentados, pero se convierten en meros oidores, que no encuentran fuerza ni deseo para convertir la palabra en acción. Porque a toda hora están sin fuerzas.

Los que comen comida pasada; que aunque era buena, por lo que ya es pasada solo los intoxica, como lo que le sucedió al rabí cuando se encontró con el señor Jesús; que el se seguía alimentando del mana.

Los que se alimentan muy poco, que en el peor de los casos, solo vienen al culto del domingo, o si vienen a alimentarse no comen nada porque ellos quieren mana y no alimento verdadero del cielo.

Una de las características de que estamos sanos, es que el hambre de Dios es constante y saludable es que somos fuertes cuando vienen los ataques del enemigo.

Jeremías 15
16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.

¿Tienes hambre de Dios?
¿Devoras la Palabra o sólo te alimentas con lo mínimo?
¿Eres fuerte, poderoso, gigantesco y valiente?
¿Tienes anemia espiritual?
Todo esto sólo tiene la intención de llevarte a reconocer que necesitas más de Dios

Dios nos tomó como sus hijos para hacernos fuertes, valientes, poderosos, gigantes; Dios quiere hijos que derriben fortalezas.
Dios espera que cada uno de sus hijos haga correr a diez mil demonios.

2 Corintios 2

14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden;

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