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ROMPIENDO MALDICIONES parte 18

ROMPIENDO MALDICIONES parte 18

El lugar de la reconstrucción de las puertas
Y la oposición





Una de las características sobre reconstrucción que está escrita en la palabra es que nunca se hiso en el lugar donde estaba la esclavitud.
Abraham para que su vida fuera cambiada tuvo que moverse de su lugar de parentela e irse a una tierra diferente que no conocía.
Cuando el pueblo de Israel fue restaurado, no fue restaurado en Egipto sino llevado a una nueva tierra.
Luego en los tiempos de Nehemías cuando comienza la restauración el pueblo comienza a regresar a Jerusalén. Donde comienza la reconstrucción de la ciudad.

Luego el señor dice el reino de los cielos ha llegado.

¿Para que llego el reino?

Para que allá reconstruyéramos lo que verdaderamente somos y no porque al señor le halla echo falta algo por terminar o por pagar; ya que el pago por todo.

Por eso al igual que cuando Nehemías fue a la reconstrucción de la ciudad, el rey le dijo que todo lo que necesitará él se lo daría.

Porque; veamos que Nehemías era el copero del rey Artajerjes y no un magnate con la suficiente riqueza como para salir e ir a reconstruir toda una ciudad.

Nehemías 2
1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,
2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.
3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,
Porque eso mismo sucede con nosotros. Él tiene todos los recurso para que tu puedas hacer lo que te corresponde

Filipenses 4
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Por eso dice algo adicional: “Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos” esto quiere decir que por siempre él te suplirá, que por generaciones estará con los tuyos.

Nehemías llegó a Jerusalén e hizo una ronda nocturna alrededor de las destruidas puertas y muros.
Después anunció al pueblo su intención de reconstruir las puertas y la ciudad, pidiendo ayuda a los mismos de la ciudad, que eran los judíos, y cada uno entre ellos se dedicó a reconstruir un sector de las murallas.

Pero las tribus que rodeaban la ciudad se enojaron de tal manera que se opusieron a este gran esfuerzo.
Tres de sus jefes, Sanbalat horonita, Tobías amonita y Gesem el árabe se esforzaron en detener la reconstrucción. Pero no lograron ni detener ni intimidar a Nehemías.

Nehemías 10
10 Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.
11 Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días,
12 me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba.
13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego.
14 Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.
15 Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví.
16 Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra.
17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.
18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
19 Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.


Por lo tanto para impedir cualquier ataque, los constructores se dedicaron a trabajar con una sola mano, empuñando de continuo un arma en la otra Se tardaron cincuenta y dos días en reconstruir las fortificaciones unos 70 años después de la reconstrucción del Templo.

Nehemías 6
15 Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.
16 Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.

La reconstrucción de cada puerta es un trabajo continuo, disciplinado, arduo y profesional. Y solo el enemigo te temerá si verdaderamente eres de los de armas tomar, si eres de los que empieza algo y lo termina.

Por eso recuerda lo que vimos anteriormente sobre los requisitos para poder empezar a reconstruir, para así al igual que Nehemías le contesto a los que se opusieron a la reconstrucción.

Nehemías 2
19 Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.


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