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REYES SEÑORES Y SACERDOTES p20

REYES SEÑORES Y SACERDOTES p20
Características individuales de los reyes



I —Abraham; el principio de la fe
El llamamiento de Abraham fue una divisoria en la historia. Según la cronología de Usher, él vivió en exactamente el punto intermedio entre Adán y Cristo.

Los primeros once capítulos del Génesis cubren aproximadamente dos mil años, y desde Génesis 12 hasta la encarnación hay igual lapso de tiempo. Las dispensaciones de la conciencia y el gobierno humano estaban llegando a su fin y Dios estaba por hacer algo nuevo.

Dios le apareció Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morasen en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré”,

Hechos 7
1 El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así?
2 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,
3 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.

Ur de Caldea era en ese entonces una civilización alta-mente desarrollada, como descubrió en 1926 el arqueólogo Leonard Wooley.

Abraham era muy rico en ganado, en plata y en oro,

Génesis 13
2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.
3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai,

Obedecer a Dios y abandonar el ambiente sofisticado de Ur para ir a Canaán, era como dejar el estrato 6 para residenciarse en estrato 1.
Pero con todo él obedeció el llamado divino y emprendió su viaje en sencilla fe en las promesas de Dios. Pero, como muchos otros cuando comienzan una nueva vida desde ese entonces, él encontró problemas.

Sus problemas vendrían desde la familia, hasta el hambre.
Su primer problema tenía que ver con la familia.

Dios había llamado a Abraham pero aparentemente su padre Taré fue el que asumió el control de aquel viaje.

Génesis 11
31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.
32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

Harán quedaba en el lindero entre Mesopotamia y Canaán. El gran río Éufrates separaba los dos países.

Para Taré cruzar el río sería dejar atrás toda la vida y tierra conocida, pero tare prefirió quedarse a medio camino. entre Mesopotamia y Canaán

¡Pero al morir tare Abram tenía libertad para actuar; el impedimento a una obediencia entera había sido quitado.

Muchos en estos tiempos encuentran esta dificultad al intentar obedecer el llamamiento divino. “Los enemigos del hombre serán los de su casa.

El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí”,

Mateo 10
36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

Hasta que no decidamos llegar a nuestro único punto de destino, no haremos nada con verdadera fe

Por eso al igual que cada uno de estos hombres como adán, sansón David Acab. Fueron hombres que perdieron mucho por causa de otros que tal vez por un momento ocuparon más importancia que Dios en sus vidas

Adán dejo de avanzar cuando le prestó atención a Eva, no al diablo.
Sansón perdió su fuerza cuando se dejó seducir de Dalila
David se dejo caer del trono por betsabe ya que miro hacia abajo
Jonatán perdió todo por su apego a Saúl
Acab se dejó llevar de betsabel como cordero al matadero
Eli el apego a sus hijos lo destruyo como sacerdote

. Jonatán, el amigo íntimo de David, tenía lealtad a su padre, y amor por David. Escogió, y volvió al campamento de Saúl y perdió la vida por haberse equivocado;

El hambre dio lugar a la segunda fase de fe para Abram.

El Cruzó el Éufrates y llegó a la tierra prometida. Desde esa ocasión en adelante sería conocido como el hebreo: el hombre del otro lado del río.

El río le separaba para siempre de Babilonia; él nunca tomó licencia para regresar. Hasta el fin, era un extranjero y peregrino con un altar y una tienda.

Había hambre en la tierra en los tiempos de Abram, cosa que puede ser una prueba severa en cualquier época.

Por lo tanto para Abraham; Moab como Egipto podían lucir atractivos como lugares de refugio. Pero eran terrenos peligrosos, como lo descubriría Abram.

Abram decidió bajar a Egipto, donde encontró su próxima prueba, la del temor.
Temía por su vida a causa de su esposa hermosa, Sarai.
Le pidió decir que era su hermana. Conforme a la costumbre oriental, era cierto; ella era hija de su padre pero no de su madre, y él se había casado con ella.

Pero el propósito era engañar y, como temía, Sarai fue conducida al harén de Faraón.

Dios intervino y Sarai recobró su libertad y se marchó de Egipto.
Los dos tal vez más tristes pero más sabios a raíz de la experiencia.

La Palabra de Dios afirma que el temor del hombre pondrá lazo,

Proverbios 29
25 El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado.


Pedro aprendió esta lección, sentado en el patio ante el fuego de mundanos.
El hombre que se jactaba que iría a la cárcel y aun a la muerte por el bien de su Señor, pero le negó en el momento de prueba. Por eso ninguno de nosotros debe decir qué haría al sufrir, y ser torturado o condenado a morir por el testimonio de Cristo.


Al salir de Egipto de regreso a la tierra prometida, Abram enfrentó una cuarta prueba de su fe.
Fue la de una contienda. Hubo choque entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot.
El cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra, y esa población pagana estaba observando.

La abundancia presenta peligros. Los dos tuvieron que separarse; con benignidad Abram le dio a Lot la oportunidad de escoger su rumbo. Tristemente, éste escogió mal, y con resultados desastrosos. Lo que había visto en Egipto le influenció; las bien regadas llanuras del Jordán eran como la tierra egipcia, y él fue poniendo su tienda hacia Sodoma.

Aquella estadía en Egipto tuvo repercusiones de largo alcance.
Las Escrituras y la historia de la Iglesia contienen muchos ejemplos trágicos de las consecuencias de fricción entre el pueblo de Dios.

Una de las principales armas de Satanás es la cuña. Él introduce el filo delgado y luego golpea feamente hasta abrir gran brecha. Abram y Lot, Pablo y Bernabé, son ejemplos primarios. La obra del Espíritu es de construir y unir; la de Satanás, de dividir y destruir.

Dios le había prometido a Abram que en él y su simiente serían bendecidas todas las familias de la tierra. Dijo que su descendencia sería como el polvo de la tierra, Génesis 13.16, y las estrellas del cielo.

El patriarca creyó a Dios y le fue contado por justicia, 15.5,6. Un pacto solemne lo confirmó; habría una descendencia terrenal y una celestial. Ahora su nombre sería Abraham, que quiere decir, “padre de muchas naciones”.

Pero no tenía prole. Dios le había dado la promesa y el pacto, pero muchos años habían corrido sin evidencia de su cumplimiento. ¿Dios se había olvidado? Abraham tenía 85 años, y por sugerencia de su esposa Sarai se casó con una esclava egipcia. Nació Ismael.
Las consecuencias de esa iniciativa y lapso de fe han perdurado cuarenta siglos. La enemistad entre Isaac e Ismael, entre judío y árabe, es más pronunciada que nunca, y desaparecerá tan sólo cuando el Hijo y simiente de Abraham, el Mesías, vuelva y establezca su reino.

El triunfo de la fe
En el cumplimiento del tiempo nació Isaac, el hijo de la promesa. Dios no se había olvidado. Pero se presentó la prueba definitiva de la fe y obediencia de Abraham:

“Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”.

Abraham no titubeó. La fe había alcanzado su apogeo. El escritor a los hebreos nos cuenta que el patriarca pensó que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muer-tos, de donde, en sentido figurado, también volvió a recibir a Isaac.
Varios grandes términos bíblicos figuran por primera vez en Génesis 22. Ejemplos son hijo único en el sentido de unigénito; amar; adorar; holocausto. El capítulo es una magnífica figura de la muerte sustitutiva del Salvador; se presenta como transacción entre padre e hijo.

En el 22.17 se repite y se enfatiza el pacto original con Abraham, agregando una tercera metáfora: la simiente. Además del polvo de la tierra y las estrellas del cielo, su simiente sería como la arena que está a la orilla del mar. Al final del capítulo se presenta la genealogía de la esposa de Isaac, Rebeca. 5

Tres veces Abraham es nombrado como el amigo de Dios:
2 Crónicas 20.7, Isaías 41.8, Santiago 2.23.
Cuatro veces en el Nuevo Testamento encontramos las palabras, “Abraham creyó a Dios;” Romanos 4.3,17, Gálatas 3.6, Santiago 2.23. Así era su vida.

Cuando Dios llama a uno y le manda a su obra, Él espera una obediencia implícita y una fe sencilla en su promesa de proveer lo necesario para cada día. Abraham es el ejemplo sobresaliente.

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