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ATTE: ICLV






HOGAR parte 12

HOGAR parte 12
La profecía de auto cumplimiento




La imagen que tengamos de nuestra pareja determinará en gran medida el significado que le concedemos a sus acciones. Es importante reconocer este elemento, ya que el grado de satisfacción marital viene determinado en gran medida por dicha percepción.

Ezequiel 37
1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.
2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.
4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y dí al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.
11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.
12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.
14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.


“Somos nosotros los que matamos nuestro matrimonio. Cometemos matricidio o le damos vida y tenemos un hogar de reino.

¿Pero cómo hacemos esto?
Primero la palabra profética viene de lo que hay en nuestro corazón.
¿Que avía en el corazón de Ezequiel?

Se manifiesta en el énfasis que él le pone en la descripción de que los huesos estaban muy secos pero luego cuando Dios le habla el ya no sabe qué hacer

Y es lo que sucede con nosotros muchas veces, somos unos expertos en ver el problema, catalogarlo y descifrarlo; pero cuando toca resolverlo, decimos; Señor tú lo sabes.

A esto se le llama:
El poder de los pensamientos negativos.
Digamos que tú y tu cónyuge han acordado encontrarse en un centro comercial para celebrar su aniversario de bodas. Pero tú has llegado a la hora acordada, pero tu cónyuge no.
Los minutos transcurren. Llama a su teléfono. No hay respuesta. ¿Qué pensamientos usualmente acuden a su mente en una circunstancia tal?
Hay básicamente dos tipos. Uno es el positivo, el que expresa preocupación y concede al cónyuge el beneficio de la duda:

“¿Por qué no ha llegado?” “¿Le habrá pasado algo?” “Quizás el tráfico está muy pesado”. ¿Será que estoy esperando en el lugar equivocado?”

El otro tipo de pensamientos es el negativo, el que mata la relación:
“No puedo creer que otra vez se le haya olvidado nuestra cita”.
“Como siempre, se le hizo tarde”.
“Nunca ha sido puntual. ¿Por qué habría de serlo ahora?”

Una cosa es cierta: como bien lo expresa la frase, “somos nosotros los que matamos nuestro matrimonio”.
Y el arma mortal por excelencia es la clase de pensamientos que hace nido en nuestra mente.
Como aquellos huesos que la única oportunidad que tenían era una palabra de vida.
¿Por qué?
Porque estaban muertos esa era la realidad.

Pero esta frase o actitud también se conoce como “El prejuicio confirmatorio”

¿Por qué es tan importante lo que pienso de mi cónyuge?
La respuesta tiene que ver con los esquemas mentales.
Con el paso de los años desarrollamos, de manera inconsciente, una imagen de nuestro cónyuge.
Es algo así como un esquema mental. Cada acto suyo es evaluado a la luz de ese esquema.
Si cierta conducta del cónyuge coincide con esa imagen que hemos desarrollado, confirma lo que ya sabemos.
Si no encaja, queda descartado como un acto inusual, atípico.

En psicología social esta tendencia recibe el nombre de prejuicio confirmatorio.

Sencillamente consiste en buscar información que confirme lo que ya creemos.
Si, por ejemplo, ya tenemos una buena opinión de una persona, no aceptamos con facilidad cualquier rumor que intente desprestigiarla. Incluso nos molesta que se hable mal de esa persona.

¿Por qué cuesta tanto creer un mal informe de ese ser querido?
Porque de esa persona ya nos hemos formado un buen concepto.

Cuando, por el contrario, la imagen que nos hemos formado es mala, se necesitará mucha evidencia favorable para que cambiemos el mal concepto que tenemos de ella.

¿Qué imagen, o concepto, tiene usted de su cónyuge?
Esta pregunta es importante porque ese concepto determinará en gran medida el significado que usted dará a las acciones de su pareja. y a las reacciones que tu tengas

La manera como un cónyuge percibe e interpreta las acciones del otro, puede afectar en mayor medida el grado de satisfacción marital de esa pareja que las acciones mismas”.
En otras palabras, usted verá y escuchará en las acciones de su cónyuge lo que ya ha creído de él o ella. Y esto puede ser muy bueno, o muy malo, para la salud de su matrimonio.
Por cierto, ¿no dicen algo parecido las Escrituras?:
Proverbios 23
7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.
8 Vomitarás la parte que comiste, Y perderás tus suaves palabras.

Un ejemplo puede ayudar.
Imaginemos a una pareja que está en problemas. Por cualquier tontería discuten. Pero un buen día él se pregunta qué podría hacer para mostrar a su esposa que, a pesar de todo, todavía la quiere. Así que decide sorprenderla con un bello ramo de flores. ¿Cómo se supone que ella debería reaccionar ante un gesto tal? Se supone que debería contentarse, sobre todo si no hay ninguna fecha especial de por medio.

Uno incluso pensaría que esa esposa debería caerle a besos a ese hombre tan considerado. Pero, si las investigaciones no se equivocan, es mucho más probable que en la cabeza de esa mujer se generen los siguientes pensamientos:

Este hombre está sospechoso. ¿Qué se traerá entre manos?”
Cree que hoy es la fecha de nuestro aniversario.
Ya ni siquiera eso recuerda”
Este está buscando… ya sé qué”.
“A lo mejor es que sus padres vienen de vacaciones a nuestra casa”.
¿Es ella mal pensada? ¿Pensaría él de manera diferente si el caso fuera el contrario,
Por ejemplo, que ella repentinamente se tornara muy cariñosa hacia él?

La explicación a estas reacciones está en los filtros emocionales.

Estos son esquemas mentales que operan en todas las relaciones interpersonales.

Hay básicamente dos tipos de filtros:
• A uno lo llaman cegado por el amor.
Este filtro funciona al estilo de “espejuelos” transparentes que permiten a quien los lleva puestos (usualmente, novios y recién casados), evaluar favorablemente todo cuanto hace su pareja: justifica sus errores; ríe con sus chistes, no importa cuán malos sean; alaba sus ocurrencias; destaca sus cualidades… y etc.

• El otro tipo de filtro: cegado por el odio. En este caso, los espejuelos son oscuros, y ya puede imaginar lo que sucede en la mente de quien los lleva: no importa lo que el otro haga, o la buena intención con que lo haga, al final solo verá lo que espera ver: sombras.

Veamos con el ejemplo de las flores.
Si fuera su mejor amiga quien recibiera flores de parte de su esposo,

Pues su mejor amiga se quitaría los espejuelos oscuros, exclamaría algo así: “¡Qué gesto tan tierno el de tu marido de sorprenderte con flores! Si al mío solo se le ocurriera algo semejante”.

O sea: Estaría dispuesta a interpretar favorablemente la conducta de un extraño hacia su esposa, pero no una conducta similar de su propio marido hacia ella.

Esto es lo que en psicología se llama esquema mental negativo.

Y no es que sea un esquema, o filtro, característico de las mujeres. No.
Algo similar ocurre en nosotros los esposos cuando nos hemos acostumbrado a mirar “con lentes oscuros” las acciones (incluso las buenas acciones) de nuestras esposas.

Entonces Durante el noviazgo, asignamos a nuestra pareja cualidades que no existen, o exageramos las que existen.
Tenemos ojos solamente para lo bueno. A medida que pasan los años, el proceso se invierte: ojos solamente para lo malo.

El problema no termina aquí. El esquema mental negativo tiene una prima hermana que puede hacer tanto daño como él esquema mental negativo.

Se llama la profecía de auto cumplimiento.

Uno de los problemas de los pensamientos negativos es su poder para penetrar cada espacio de la vida de quien los almacena.
Es lo que se llama en psicología social como la profecía de auto cumplimiento; es decir, la manera particular como nuestras creencias “crean” o moldean realidades.

Aplicada al matrimonio esta profecía funcionaría así:
• Tengo conocimiento de la clase de persona que es mi cónyuge.
• Este conocimiento influye en mi manera de tratarlo.
• Esta actitud hará que el actúe precisamente de la forma que yo espero, y asi confirmar mi expectativa inicial.

¿Qué palabra piensas dar a tu hogar?

¿La que te da la experiencia basada en tu pasado o en la palabra que Dios tiene para tu hogar?

Ezequiel 37
4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y dí al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

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