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ATTE: ICLV






HOGAR parte3

HOGAR parte3
“Los matrimonios vienen del cielo, pero también del cielo vienen los truenos y los relámpagos”.*




2 Timoteo 2
22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.


Si aun en los hogares de parejas felizmente casadas de vez en cuando se escuchan truenos, ¿qué podríamos decir de las que tienen serios problemas?
¡En esos hogares casi no pasa un día sin truenos y relámpagos!
Pero he aquí lo interesante de este asunto:
Cuando una pareja se une en matrimonio, ¿quién habla de “truenos y relámpagos”?
“En gran medida, nuestro grado de satisfacción o frustración en la vida es el resultado del cumplimiento de nuestras expectativas”.

Expectativas que provocan un exceso de equipaje
• ¿Qué hacer con las expectativas?
• ¿Cuál es el desafío?

Romper con promesas incumplidas que nunca nos hicieron.

Cuando un vecino, o un colega, actúa “por debajo” de nuestras expectativas, simplemente tendemos a esperar menos de esa persona en el futuro; o, dependiendo del grado de frustración, nos distanciamos de ella.

No así cuando quien falla es el padre, la madre, el mejor amigo, ¡o el cónyuge!


• La segunda razón.
Las que traemos al matrimonio tienen la propiedad particular de ser más inflexibles.
Lo que esto significa es que, aunque nuestro cónyuge nos desilusione, este hecho no nos hace bajar las expectativas.

¿Por qué?
Basta recordar la historia de los dos cobradores con la cual iniciamos este capítulo: Creemos tener derecho a lo que se nos prometió cuando nos casamos, aunque algunas de esas “promesas” hayan existido solo en nuestra imaginación.

Todo se debe a que, desde su perspectiva, su pareja no ha satisfecho algunas de sus grandes expectativas.

Y, por supuesto, para conocer el tamaño de su frustración solo hay que observar la brecha entre lo que usted esperaba de su matrimonio y lo que cree estar recibiendo ahora mismo.

Cuando admitimos que tenemos un problema en nuestro matrimonio, lo que estamos afirmando es que las cosas no están marchando como deberían.

2 Timoteo 2
22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.

O sea, no están marchando como nosotros creemos que deberían marchar. De nuevo, son las expectativas las que colorean nuestro juicio.

Cuantos piensan que la pareja ideal sencillamente no existe, como tampoco existe el matrimonio ideal.

Pero Dios por medio de su palabra dice lo contrario.

La pareja ideal sencillamente si puede existir, y también puede existir el matrimonio ideal. Pero cuando uno de los dos por lo menos. Se ha entregado a Dios y estudia para aprender a derribar las fortalezas del enemigo
2 corintios 10
4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Nahúm 3
14 Provéete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, refuerza el horno.


Pero eso solo sucede cuando tienes las respuestas a cada trueno que cae del cielo.
Recuerda el matrimonio viene del cielo pero los truenos también.

El Amar es un arte, es la más bella melodía pero una cosa es escucharla y otra muy diferente aprender a interpretarla.
Y es el tiempo que usted dedique, no a llenar sus expectativas sino a prepararse para hacer realidad las expectativas de Dios en tu hogar.
Esto es lo que verdaderamente dará inicio a una nueva etapa de vivir como una sola carne.

El matrimonio viene del cielo, por lo tanto todo lo que tu matrimonio necesita para ser perfecto viene del cielo.

El crecimiento, y el desarrollo, de la relación conyugal solo se producen cuando cada día tratamos de mejorar el matrimonio que tenemos, con el cónyuge que tenemos, no con el que queremos, porque el que queremos esta en el cielo.

Dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; entonces lo que tu esposo espera de ti, está en el secreto de Dios, y lo que tu esperas de tu esposo, no lo tiene el pobre que aduras penas puede con él, lo tiene Dios. Busca a tu esposo en el secreto de Dios, en oración, declarando lo mismo que está en la palabra, no lo que está en el mundo.

Cuando admitimos que tenemos un problema en nuestro matrimonio, lo que estamos afirmando es que estamos buscando los ingredientes donde no los hay, y para peor nos dan un remplazo afirmándonos que ese funciona igual que el original, solo que fue hecho en la tierra.
¿Entonces por qué no encontramos respuestas la mayoría de veces a los conflictos en el matrimonio?

Es porque no entendemos que mi esposo, o mi esposa es perfecto o perfecta, para el propósito que Dios tiene para mi vida.

Porque ella o el fue diseñado para ti

La satisfacción matrimonial depende en gran medida de la forma en que la pareja maneje sus conflictos, así como de la voluntad para manejar sus diferencias.

Las expectativas pueden, o bien ser la causa de enorme frustración, o de profunda satisfacción en la vida conyugal. Todo depende del lugar donde quieras llenar tus expectativas, y todo para que sean motivo de acercamiento, y no de distanciamiento.

Una manera efectiva de reconocer las expectativas ocultas es por medio de la frustración que siente el uno del otro. Cada vez que sienta que su cónyuge lo defrauda, pregúntese “¿Qué esperaba yo de él o de ella?”. Un hombre de Dios, solo lo encontraras en el cielo; pero recuerda el señor Jesús venia del cielo y no a muchos les gusto lo que él era.

Por eso hay que ser razonables.
¿Es razonable esperar, estar siempre de acuerdo?
¿Estar siempre disponible para la intimidad sexual?
Si este es el caso, están sembrando para cosechar conflictos innecesarios.

Sean específicos. No espere que su cónyuge “lea su mente”. No suponga que el otro ya lo sabe.

Estén dispuestos a complacerse. No pienses siempre en, pero enseña a tu cónyuge a pensar en ti también. Pero eso se hace con amor, no con exigencias.

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