Buscar este blog

ANUNCIO


DEBIDO A PROBLEMAS EN EL SERVIDOR DE DIVSHARE. LA MAYORÍA DE
LOS AUDIOS ANTERIORMENTE SUBIDOS SE HAN
PERDIDO.


A PARTIR DE ESTE MOMENTO ESTAREMOS EN UN NUEVO SERVIDOR
ACTUALIZANDO TODO EN LA PÁGINA


DISCÚLPENOS POR LA DEMORA EN LA SUBIDA DE NUEVOS TEMAS.


ATTE: ICLV






EL CARÁCTER PROFÉTICO

EL CARÁCTER PROFÉTICO




Tener el carácter de él es descubrir que somos imagen y semejanza de el

Cuando descubras eso podrás alzar tus ojos y ver lo que Dios tiene para ti y para cada uno de los que te rodean.
Es la única manera de no volver atrás. Porque el Espíritu Santo es el que te da el poder de ver lo que hay mas allá para ti.

Al diablo no le interesa tú pasado, ni tu presente, cuando tú tienes la mirada en el futuro que Dios preparo para ti.

Cuando tú miras al futuro; tu hablar es siempre profético, no solo para ti, sino para cada uno de los que los rodean.

El carácter profético y apostólico te lleva a:

1. La palabra profética te lleva al arrepentimiento, a la confesión, a arreglar las cuentas con Dios, a vivir en santidad.
2. La palabra profética activa y libera el plan y los propósitos de Dios, para una persona o una nación.
3. La palabra profética es creativa. La profecía no sólo nos informa de lo que Dios está haciendo, sino que también nos lleva a la realización de cosas concretas.
4. la palabra hace algo más que confirmar y confirmar: Libera y activa. El don y la imagen de Dios que hay en ti

Los elementos básicos del carácter del Señor Jesús para ejercer el ministerio apostólico y profético son:

Tener el don de esperar
Solo se tiene cuando entiendas que Dios siempre tiene la última palabra.
Cuando tú sabes y le dices a Dios diariamente, tú eres mi sustento, aunque sucedan cosas que tú no entiendas, que parezcan que vas en reversa pero es lo mismo que vimos en el tema de andar de victoria en victoria.


Es tener la compasión de él.
En sus propias palabras.
«Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga»

Es tener su valor
Para llamar apóstoles a unos que eran bandidos a sueldo.
Para llamar a los “santos” sepulcros emblanquecidos.
Para andar con publicanos, para que la vida de ellos sea transformada y no la de él.
Para ir a la cruz, y saber que vas es para morir.
Para ir a la tumba y solo por fe esperar que tu padre te levante de los muertos, y no solo tu vida sino la de los tuyos.


Es tener su amor para impactar.
Que por amor se entrego por completo.
Que por amor le hablo a quien no merecía que le hablaran.
Que por amor viajaba de una ciudad a otra por un solo hombre que le necesitaba.


Es tener un celo perfecto por todo lo que él nos ha entregado.

Para hacer únicamente lo que su padre le dijo que hiciera, sin añadirle ni siquiera una tilde.
Para no dejarse llevar por el hambre, después de cuarenta días y noches.
Para maldecir todo aquello que no da fruto, como aquella higuera.

EL CARÁCTER PROFÉTICO TE LLEVA A TENER MUCHAS CONDICIONES PARA ESTAR DELANTE DE LA PRESENCIA DE DIOS, Y DELANTE DE LOS HOMBRES PARA TRAER LIBERTAD A SUS VIDAS, SIENDO TU INSTRUMENTO DEL DIOS ALTÍSIMO.

Lo que llevamos dentro determina lo que vamos a hacer con la unción de cada ministerio

Dones Internos
El Amor: ser amorosos por dentro
Gozo: ser alegres por dentro
Paz: ser pacíficos por dentro

Dones externos
Paciencia: pacientes con otros
Gentileza: gentiles con otros
Bondad: buenos con otros

Dones de santidad
Fidelidad: fieles a Dios
Mansedumbre: humildes delante de Dios
Control: ser controlados por Dios

Como dijo David:

Salmos 51
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

El tenia el Espíritu Santo pero con un corazón viejo.
Lo que llevamos dentro determina lo que vamos a hacer con la unción, el talento, el don de cada ministerio.

Hay gente llena del Espíritu Santo, pero que no ha cambiado su corazón.
Por eso es que tenemos tantas luchas; ES POR QUE LLEGAMOS AL ARREPENTIMIENTO PERO NO A LA TRANSFORMACIÓN

La historia del cochinito
A él le gusta el amor de Dios. Entra y es lavado por la sangre de Cristo.
Pero a la hora de comer recibe pasto porque es el alimento para ovejas, pero al cochinito le sabe amargo, pero él come, porque es lo que se come en la iglesia. Pero aun así le sabe horrible.
Un día el ve la puerta abierta y al asomarse ve un delicioso lugar que está lleno de desperdicios, mira para todos lados, y como tiene tanta hambre, pues a estado prácticamente sin comida por varios meses; sale corriendo, y se revuelca como nunca lo había hecho, aquella comida le parece tan sabrosa que no se da cuenta que esta de mugre y barro hasta las orejas.
Luego de que se sacia se siente peor que antes porque se ve que está sucio y el quiere estar es limpio, por lo tanto regresa otra vez a la iglesia, el pastor le dice: hermano cochinito porque se dejo llevar por la tentación, pero aun así Dios lo limpia, pero él sabe que su corazón aun no es nuevo. Pero mientras que sea un cochinito no se le puede entregar nada importante, porque él al momento lo entregará por un poco de desperdicio.

Salmos 51
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario