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CAUSAS QUE CONDUCEN A LA DESOBEDIENCIA

CAUSAS QUE CONDUCEN A LA DESOBEDIENCIA




Que es lo que causa la desobediencia en un cristiano
La codicia

Eclesiastés 5
18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.

Eclesiastés 6
1 Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:
2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.
3 Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él.

La codicia te lleva a la ruina
Por incoherente y absurdo que parezca, cuanto más progreso económico desarrolla una sociedad o una persona bajo la codicia, más infelices suelen ser los que alcanzan lo que codician.

La codicia no está en querer tener sino en la falta de administración en lo que se quiere.
La codicia nace de una carencia. Y la carencia viene cuando entra en mi la desobediencia.

Lucas 12
22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
25 Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

Por eso es que esto nos lleva a la desobediencia de dar no por necesidad sino que pensamos que lo que tenemos no lo podemos dar porque lo necesitamos más que ellos.

Y que podamos rellenar ese vacío con un materialismo basado en el consumo

Por eso debemos entender que el crecimiento económico no debe estar vasado en un sistema que se sustenta gracias a la insatisfacción de muchos.

Ya que esto nos condiciona a convertirnos en personas competitivas pero sin crecimiento, ambiciosas pero sin sentido de visión real, y corruptas porque perdemos la directiva principal de la mayordomía.

Entonces nos vemos envueltos en una economía echa a a nuestra imagen y semejanza

Pero entonces, ¿qué es la codicia? ¿De dónde nace? Y ¿Adónde nos conduce?

Etimológicamente procede del latín cupiditas, que significa "deseo, pasión", y es sinónimo de "ambición" o "afán excesivo".

Así, la codicia es el afán por desear más de lo que se necesita (del propósito con el cual fuiste creado).
Nace entonces la ambición por querer más de lo que se ha conseguido. De ahí que no importe lo que hagamos o lo que tengamos; la codicia nunca se detiene. Siempre quiere más. Es insaciable por naturaleza. Actúa como un veneno que nos corroe el corazón y nos ciega el entendimiento, llevándonos a perder de vista la verdad del propósito con el cual fueron creadas las riquezas.

La codicia es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da y entre más se bebe más destruye.

¿Qué motiva a un hombre que lo tiene todo a querer más Porque cree que no tiene lo suficiente?
Se llama "la corrupción del alma". Así se denomina la conducta de las personas que se traicionan a sí mismas, a su conciencia moral.

Y es que para cometer actos corruptos, primero tenemos que habernos corrompido por dentro. Esto implica marginar nuestros valores éticos esenciales -como la integridad, la honestidad, la generosidad y el altruismo en beneficio de nuestro propio interés.

Ricos fuera, pobres dentro. Nada que esté fuera de ti podrá nunca proporcionarte lo que necesitas dentro.

Mateo 15
10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:
11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.



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