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EL QUEBRANTAMIENTO DEL HOMBRE EXTERIOR

EL QUEBRANTAMIENTO DEL HOMBRE EXTERIOR




Proverbios 16
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.


Tarde o temprano todo hombre descubre que el obstáculo más grande para su labor es él mismo, y se da cuenta que su hombre exterior no está en armonía con su hombre interior.
El hombre interior va en una dirección, y el hombre exterior, en otra. El hombre exterior no se sujeta al gobierno del espíritu ni anda conforme a los elevados requisitos de Dios; además, constituye el obstáculo más grande para la labor del siervo de Dios y le impide usar su espíritu.

Jeremías 18
3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.
4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6 No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

. Muchos no son aptos para lo que Dios tiene, debido a que nunca han sido quebrantados por el Señor de una manera completa en su ser exterior.
Sin el quebrantamiento, prácticamente no son aptos para realizar ninguna tarea.
Son solo entusiastas pero no tienen solides igual que un pollo cuando esta dentro de una cascaras.
Este quebrantamiento es fundamental y es la única manera en que uno llega a ser un vaso útil para el Señor.
El hombre interior debe abrirse paso a través del hombre exterior a fin de ser liberado. Tenemos que ver claramente que el principal obstáculo en la obra somos nosotros mismos.
Si nuestro hombre interior se encuentra aprisionado, nuestro espíritu se halla confinado y no puede funcionar fácilmente.

Si no hemos aprendido a abrirnos paso por nuestro hombre exterior con nuestro espíritu, no podremos servir para nada y mucho menos al Señor.

Nada nos estorba tanto como nuestro hombre exterior. La eficacia de nuestra labor depende de cuánto haya quebrantado el Señor nuestro hombre exterior, y de que el hombre interior se libere por medio del hombre exterior quebrantado.

Este es un asunto fundamental. El Señor tiene que deshacer nuestro hombre exterior para abrirle paso a nuestro hombre interior.

Tan pronto como nuestro hombre interior se libera, podremos ver la luz del día, la gracia de Dios, el poder y la gloria de Dios y la que nos ha entregado.

Para salir un pollo tiene que romper la cascara para nacer un niño tiene que romper
La placenta y abrirse camino.
Tiene que quebrantar al hombre exterior (en este caso la mujer)

Juan 12
24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

La vida está en la semilla. No obstante, la semilla está rodeada de una cáscara, pero muchas veces esa cascara es demasiado dura. Y mientras esta cáscara no se quiebre, la semilla no podrá crecer.
Que es lo que hace que la cascara se quiebre?
Es la acción del calor y la humedad de la tierra cuando esta es sembrada para que lleve fruto sobre la semilla, lo cual ocasiona que la cáscara se rompa.

Cuando la cáscara se rompe la semilla brota. Por lo tanto, no depende de si la semilla tiene vida o no, sino de que la cáscara exterior se rompa.

El problema de nosotros hoy no radica en cómo obtener vida, sino en cómo permitir que esta vida emane de nuestro interior. Cuando decimos que el Señor tiene que quebrantarnos, no es sólo una figura retórica ni una doctrina; el quebrantamiento tiene que llevarse a cabo. La vida del Señor puede propagarse por toda la tierra, pero está encerrada en nosotros.

Si el hombre exterior no es quebrantado, no llevaremos bendición a ningún lado ya que esa semilla está encerrada por el cascaron que la tiene atrapada.


Juan 12
1 Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.
2 Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.
3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

La Palabra de Dios usa intencionalmente la palabra puro.

Este es un ungüento de nardo puro, o sea algo verdadero. No obstante, a menos que el frasco de alabastro fuera quebrado, el ungüento de nardo puro no podía ser liberado.
Es extraño que mucha gente valore más el frasco de alabastro que el ungüento. De la misma manera, muchos piensan que su hombre exterior es más valioso que su hombre interior

El Espíritu Santo tiene una sola meta en toda Su obra de disciplina: quebrantar y deshacer al hombre exterior, para que el hombre interior encuentre salida.

Pero nuestro problema es que tan pronto enfrentamos una pequeña dificultad, murmuramos, y cuando sufrimos alguna pequeña derrota nos quejamos. El Señor ha preparado un camino para nosotros y está dispuesto a usarnos. Pero tan pronto como Su mano nos toca, nos sentimos tristes. Alegamos con El o nos quejamos ante El por todo. Desde el día en que fuimos salvos, el Señor ha estado obrando en nosotros de muchas formas, con el propósito de quebrantar nuestro yo.

Por eso fue que cuando Jacob lucho con el ángel

Génesis 32
24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

El tesoro está en vasos de barro. ¿A quién le interesa admirar vasos de barro?

También el mundo necesita el tesoro, no los vasos que lo contienen. Si el vaso no se quiebra, ¿quién podrá encontrar el tesoro que está en él?

El Señor obra en nosotros de muchas maneras con el propósito de quebrar el vaso de barro, o sea el frasco de alabastro, la cáscara exterior.

El Señor busca la manera de brindar Su bendición al mundo por medio de aquellos que le pertenecen.


Romanos 7
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.


El Señor dispone todas las circunstancias con el único fin de quebrantar nuestro hombre exterior. Nuestro espíritu puede servir al máximo sólo cuando nuestro hombre exterior es quebrantado y nuestro espíritu es liberado.

hay diferentes patrones de quebrantamiento. Es posible que primero se presente el quebrantamiento repentino seguido por el gradual, o viceversa. Hablando generalmente, aun con aquellos que no se desvían ni toman atajos, el Señor requiere algunos años para completar el proceso de quebrantamiento.
No podemos reducir el tiempo que toma este quebrantamiento pero sí podemos extenderlo.


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