A QUIEN SOY ENVIADO
Mateo 15
24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Una de las cosas más curiosas es que el señor Jesús solo fue enviado únicamente a las ovejas perdidas de Israel.
Pero nos encontramos con dos historias las cuales parecen contradictorias.
Son lo historia de la mujer cananea, la historia del centurión y la historia de la mujer con flujo de sangre.
Son tres historias tan contradictorias entre sí que solo dejan una pregunta a quien fue enviado el hijo de Dios realmente. Si en lo único que coincidían los tres; es que ninguno era de la casa de Israel.
Mateo 15
22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Mateo 8
5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
6 y diciendo: Señor, mi criado esta postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará.
Y esta historia la mujer de flujo de sangre. La más compleja de todas
Lucas 8
43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
En la primera historia el señor se niega a sanar a la hija de una mujer por no ser del pueblo de Israel. Y eso que le llevaron a la niña enferma a los pies del señor.
Mateo 15
24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
En la segunda hay un cambio dramático ya que no solo no se niega a sanar, sino que también quiere ir a donde está el enfermo, porque ni siquiera lo habían llevado a donde se encontraba el señor.
Mateo 8
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
Pero la tercera historia no solo no pregunta, sino que va y toma lo que necesita del señor.
Pero no solo toma lo que quiere, sino que pera tomar lo que ella necesita, rompe todas las reglas que el mismo Dios dejo. Y aun así recibe lo suyo.
Lucas 8
46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
En Marcos 5 la historia de la mujer del flujo de sangre que tomo el manto, sabía exactamente dónde y por qué debía tocar el manto de Jesús.
En el texto original del griego, la palabra utilizada para "manto" es ἱμάτιον (himation) y equivale a las especificaciones del mismo manto utilizado por los judíos actuales llamado: el tallit.
El tallit es el manto de oración de los judíos que ellos usaban cuando oraban en su lugar secreto.
Por eso Jesús dijo en
Mateo 6
6 “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
El tallit se coloca sobre la cabeza y se toman las esquinas una contra otra. Esto forma una tienda, donde la persona entra y la presencia de Dios se manifiesta.
En los tiempos del señor Jesús el tallit eran las ropas internas y los flecos se salian por debajo.
Pablo hacia tiendas pequeñas (hechos 18:2-3), y no eran simples tiendas de campaña. Eran tiendas portables para uso de los viajeros pero también, para uso de los judíos en su tiempo de oración.
Tallit se traduce o quiere decir: TIENDA PEQUEÑA.
En la historia la mujer del flujo de sangre vino por detrás y toco el borde del manto de Jesús.
La palabra griega en el original para “borde” es kraspedon y es la equivalente a la palabra hebrea tzitzit de la cual se habla en Números 15:37-41 Y (Deuteronomio 22:12)
Se refiere al mandato de Dios a Israel con respecto a hacerse bordes en sus vestiduras.
“Te harás flecos (gadilim) en las cuatro puntas de tus ropas con que te cubras” .
Lo que la mujer tocó, no fue cualquier parte del manto de Jesús, sino la esquina donde estaba el tzitzit.
Para los judíos, cada letra hebrea tiene asignado un valor numérico y un significado en el hebreo. Por lo tanto la palabra tzitzit significa: Jehová, Dios es uno.
Cuando esta mujer tocó el tzitzit, literalmente estaba tomando el nombre de Dios en su mano. Se estaba apropiando de una promesa.
Pero luego viene otra pregunta
¿Por qué el señor Jesús señaló a la mujer públicamente?
Obviamente la mujer con el flujo de sangre quería evitar la publicidad. No quería ser conocida al buscar la sanidad y así con silencio tocó el manto de Jesús.
Entonces Jesús llamó la atención de todo el mundo hacia ella, y ella tuvo que confesar su milagro.
Mateo 6
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
¿Por lo tanto a quien fue enviado el hijo de Dios?
A los judíos, a los gentiles o a quienes.
La respuesta está en:
Marcos 9
23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Juan 3
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Por lo tanto el hijo de Dios fue enviado únicamente a los que creen.
Los que cree no son los que lloran sino los que actúan.
Tu problema no necesita tus lagrimas necesita es fe.
El centurión no lloro nada, pero si creyó mucho.
Mientras que la que lloro recibió, pero recibió como un perro, solo migajas y sobras.
Por lo tanto aprende que los únicos que toman o reciben lo que quieren, lo que buscan. No son ni los judíos, ni los gentiles. Sino los que creen.
Los judíos son símbolo de ley y los gentiles son símbolo de gracia. Pero ni por lo uno ni por lo otro se recibe.
Solo se recibe por fe.
Pero, ¿qué de nosotros?
¿En verdad creemos que Jesús puede ayudarnos con cualquier problema si confiamos en El y hacemos Su voluntad?
¿Cómo respondemos al enfrentar alguna crisis en nuestras vidas? ¿Buscamos a Jesús con fe y confianza? O, ¿nos desesperamos y lloramos? O vamos y tomamos lo que necesitamos aun sin preguntar al señor si podemos tomarlo.
Entre estas tres historias vemos.
Una fe miserable
Una fe con permiso.
Y una fe absoluta.
Santiago 1
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
Pero lo más peligroso es cuando el señor Jesús ha sido enviado a tu vida no por tu fe, sino por el amor que te tiene el padre y tú lo cambias por dos mil cerdos.
Marcos 5
13 Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.
14 Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido.
15 Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos.
17 Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.
Le pidieron que se fuera
Los habitantes de aquella ciudad no querían que Jesús se quedara con ellos.
Pero hay que notar que habían perdido dos mil cerdos.
El señor Jesús había afectado la economía de aquella ciudad. Y sus habitantes amaban más sus posesiones (sus cerdos) que a Jesús y así prefirieron perder el máximo privilegio de un hombre, y es el de conocerle.
Por lo tanto que hacen.
Le pidieron que se fuera.
¿Acaso somos de los que preferimos quebrantar nuestras vidas a los dos mil placeres de este mundo que quebrantar nuestra vida al señor Jesús.
Porque eso sí; que por causa del señor perderás los dos mil cerdos, pero te quedaras con el señor.
O le pides que se vaya de tu vida.
Pero igual perderás los dos mil cerdos al final. Y terminaras sin el señor y sin los cerdos.
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