EL CORAZÓN Y LOS SACRIFICIOS
El propósito por el cual se ofrecía el sacrificio era parte de la obediencia y la fe con que se realizaba el acto mismo.
Una persona que cumple con un acto correcto, pero con un propósito incorrecto, es tan desobediente como la persona que lleva a cabo el acto equivocado, o lo mismo que el que no hace nada.
Es esencial obedecer a Dios a la manera bíblica. Jesús dijo: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama" (Jn 14:21).
En el Antiguo Testamento, el que ofrecía un sacrificio, no sólo tenía que entender la clase de sacrificio que traería, sino que también debía entender el propósito específico del mismo, y lo mas importante saber si Dios había ordenado ese sacrificio, o esa ofrenda.
en 1 de Samuel, dice que el Rey Saúl quería agradar a Dios con sus sacrificios de animales, pero ya había desobedecido Su Mandamiento. Él le habló a través de Su siervo Samuel:
1 Samuel 15:22
"Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
Estas palabras son una amonestación para nosotros hoy. Por eso puede que estés dispuesto a bautizarte, pero no a obedecerle. Puede que esté listo para hacer muchas buenas obras. Pero puede suceder que estemos ofreciendo sacrificio como Saúl.
Pero si no estás listo para obedecer los mandatos de Dios en tu corazón, entonces Él no podrá aceptar tus ofrendas y sacrificios.
Israel tenía varios sacrificios y propósitos para sus ofrendas. Dentro de estas mencionaremos algunas (leer libro de levíticos)
1) el holocausto (Levítico 1);
2) la ofrenda de grano (Levítico 2);
3) la ofrenda de paz (Levítico 3);
4) la ofrenda por el pecado (Levítico 4); y
5) la ofrenda expiatoria (Levítico 5).
Había otras ofrendas, como la de la consagración de sacerdotes.
Cada ofrenda había de ser de cierta clase; cada una tenía un propósito específico.
El propósito de la ofrenda era parte necesaria de la misma. La persona que pecaba sin intención tenía que traer un animal “por su pecado que cometió” (Levítico 4.28).
Ésta podía traer ofrendas para otros propósitos, pero en caso de la ofrenda por el pecado, tenía que sacrificarla por el pecado que hubiera cometido.
El ofrecer sacrificio, tan sólo porque Dios lo había mandado, no sería suficiente.
El sacrificio había de ser ofrecido por el pecado que se había cometido.
El que así hacía, no estaría obedeciendo a Dios por ofrecer sacrificio, sino que lo estaría desobedeciendo, por no hacerlo por el propósito correcto.
Por eso es importante la actitud del que ofrece un sacrificio y como lo ofrece. Dios no mandó el sacrificio para que fuera un ritual y ceremonia vacías, como una simple cuestión de obediencia, sino con el propósito de que manifestáramos en lo físico lo que vivimos en el mundo espiritual.
Los que no entendían y no estaban involucrados desde adentro del corazón no podían ofrecer la respuesta que Dios ESPERABA DE ELLOS. Ni tampoco recibir la respuesta que Dios tenia para ellos.
Dios no se agradaba del sacrificio en sí, sino que espera es un espíritu quebrantado y un corazón contrito dentro del que ofrece el sacrificio u ofrenda:
Salmos 51.16–17
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; A l corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Una característica que implica que todo lo que yo hago es con un corazón contrito y humillado, es que entenderé lo que el Señor Jesús hizo en la cruz por mí; que siendo inocente, se hizo culpable por causa tuya y mía.
Son muchos los pasajes que enseñan que Dios no se agradaba con el sacrificio por el sacrificio mismo, sino que desea el sacrificio que se hace con la intención, la actitud, y la pasión correcta en el corazón.
(Para quienes quieran estudiarlos estos son algunos: Salmos 40.6-8; 51.16– 17; Isaías 1.10–14; 66.3; Jeremías 6.19–20; 7.22–23; Oseas 6.6; Amós 5.21-24; Miqueas 6.6–8).
Si tú andas 100 Km. Para entregar una ofrenda; pero cuando llegas a entregarla; lo que entregas no sirve. Tú no lloraras por la ofrenda, sino por los 100 km. Que perdiste trayéndola.
“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,…”
(Salmos 51.6
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
Lo que Dios deseaba era el sacrificio del corazón, en el cual había la verdad íntima.
El objetivo principal de Dios en la obediencia de corazón, es enseñar a cada uno de Sus hijos cómo ser perfecto, como Él es perfecto.
Dios es amor
1Juan 4:
6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
. El amor perfecto de Dios es en todo y en todos. La expresión perfecta de ese amor se encuentra en:
Juan 15:
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Esta secuencia de amor es el factor determinante del sacrificio del Señor Jesús. Y también en el cómo y dónde está el principio de todo lo que yo haga para Dios.
Pero recuerda, el mundo aborrece o desprecia lo de Dios.
¿Y que es despreciar?
Es tener en poco la venida de Cristo para darlo todo por ti, y tener en poco su palabra, por eso ten cuidado cuando hablas mal de la palabra, ya que te conviertes en el aborrecedor y no en el aborrecido.
El sistema de sacrificios fue establecido para apuntar siempre hacia Cristo, no hacia el hombre. Ya que nadie ni nada podía redimir al hombre de su pecado. Solo Cristo.
Por eso ten cuidado de las doctrinas que te enseñan que solo por guardar la ley eres salvo.
Hebreos 10
26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
29 Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
Hebreos 10
8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Por lo tanto si creemos que por causa de mis sacrificios y ofrendas es que soy limpio, tengo la sangre de Cristo por inmunda, porque el único sacrificio acepto es un corazón contrito y humillado delante de Dios.
Por lo tanto debemos entender el propósito del bautismo en mi; y es que debe ser sencillamente una demostración externa de un sentimiento interno. Para que lo que yo soy en lo secreto, sea manifestado en lo público por Dios.
Hechos 7
41 Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron.
42 Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?
43 Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, Y la estrella de vuestro dios Renfán, Figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia.
Romanos 12
1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
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CREADOS PARA LA GLORIA DE DIOS
CREADOS PARA LA GLORIA DE DIOS
1. Dios te creó para su propia gloria.
Isaías 43
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
6 Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oir las cosas primeras?
La gloria de Dios es la manifestación de lo que realmente es él.
Salmos 19
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;
El hombre fue creado para manifestar únicamente la gloria de Dios.
1. ¿Para qué creó Dios al hombre?
2. ¿Qué hace el hombre con la gloria de Dios?
La gloria de Dios es revelada cuando el hombre nace de agua y de espíritu, mostrando únicamente la imagen y semejanza de Dios.
Sabemos mucho más acerca de lo que nos rodea, e incluso de la naturaleza de los cuerpos celestes. Sin embargo, inmensas regiones de nosotros mismos siguen siendo un oscuro misterio.
¿Pero por qué no vemos la gloria de Dios?
Porque confundimos la gloria de Dios, con el simple hecho de quererla ver en las cosas que nosotros clasificamos como buenas o malas.
Entonces llamamos que una situación es mala si te causa “daño”, y que es buena si te da satisfacción.
Isaías 43
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
¿Cómo podemos ver la gloria de Dios?
Efesios 1
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
Veremos la gloria de Dios cuando entendamos que hemos sido creados, formados, redimidos para alabanza de su gloria, fuimos planeados para adorar a Dios, en espíritu y verdad.
Ezequiel. 28:15
“Perfecto eras en todos los caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad”.
El hombre llevado por el desvarío del enemigo, no quiso usar más la alabanza para Dios, sino que se consideró a si mismo digno de ella.
Juan 4
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Es evidente que los seres humanos nos hemos rebajado a nosotros mismos. No hemos vivido a la altura del propósito con el cual fuimos diseñados.
El pecado ha dañado la imagen de Dios, en cada uno de nosotros.
Juan 6
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
¿Cómo podemos ver la gloria de Dios?
Cuando entendamos que fuimos creados para adorar.
Por eso nuestras vidas se mueven en torno a lo que adoramos.
Amamos, honramos y respetamos lo que creemos que es "más importante" para nuestras vidas.
Por lo tanto no se trata de "si" vamos a adorar, sino de lo "que" estamos adorando.
¿Qué adoras tú?
Tu vida, tu trabajo, tu familia, tu comodidad, tu forma o estilo de pensar, o a Dios,
Dios creó al hombre para que Lo adorara.
Por lo tanto servimos y obedecemos aquello que adoramos.
Eso es lo que determinará nuestro carácter, conducta, y actitudes que se reflejan en nuestras acciones.
Por eso el señor Jesús dijo
Mateo 6
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
"Hay un camino que parece recto a la mente del hombre, pero sólo termina en la muerte" (Pr 14:12).
Cuando el hombre pierde el propósito; de que fue creado para gloria de Dios, pierde también:
Pierde su relación como hijo amado.
Pierde la cobertura divina, y la autoridad dada por Dios.
Pierde la belleza de la imagen de Dios, en su vida.
Pierde el destino, en el propósito divino de Dios.
Y termina perdiendo su propia vida: su espíritu, alma y cuerpo.
1 crónicas 16
22 No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
23 Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación.
24 Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas.
25 Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.
26 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos.
27 Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada.
28 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder.
29 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
30 Temed en su presencia, toda la tierra: El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.
31 Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina.
32 Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene.
33 Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra.
34 Aclamad a Jehová, porque él es bueno; Porque su misericordia es eterna.
Colosenses 3
23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
25 Más el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.
1. Dios te creó para su propia gloria.
Isaías 43
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
6 Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oir las cosas primeras?
La gloria de Dios es la manifestación de lo que realmente es él.
Salmos 19
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;
El hombre fue creado para manifestar únicamente la gloria de Dios.
1. ¿Para qué creó Dios al hombre?
2. ¿Qué hace el hombre con la gloria de Dios?
La gloria de Dios es revelada cuando el hombre nace de agua y de espíritu, mostrando únicamente la imagen y semejanza de Dios.
Sabemos mucho más acerca de lo que nos rodea, e incluso de la naturaleza de los cuerpos celestes. Sin embargo, inmensas regiones de nosotros mismos siguen siendo un oscuro misterio.
¿Pero por qué no vemos la gloria de Dios?
Porque confundimos la gloria de Dios, con el simple hecho de quererla ver en las cosas que nosotros clasificamos como buenas o malas.
Entonces llamamos que una situación es mala si te causa “daño”, y que es buena si te da satisfacción.
Isaías 43
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
¿Cómo podemos ver la gloria de Dios?
Efesios 1
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
Veremos la gloria de Dios cuando entendamos que hemos sido creados, formados, redimidos para alabanza de su gloria, fuimos planeados para adorar a Dios, en espíritu y verdad.
Ezequiel. 28:15
“Perfecto eras en todos los caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad”.
El hombre llevado por el desvarío del enemigo, no quiso usar más la alabanza para Dios, sino que se consideró a si mismo digno de ella.
Juan 4
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Es evidente que los seres humanos nos hemos rebajado a nosotros mismos. No hemos vivido a la altura del propósito con el cual fuimos diseñados.
El pecado ha dañado la imagen de Dios, en cada uno de nosotros.
Juan 6
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
¿Cómo podemos ver la gloria de Dios?
Cuando entendamos que fuimos creados para adorar.
Por eso nuestras vidas se mueven en torno a lo que adoramos.
Amamos, honramos y respetamos lo que creemos que es "más importante" para nuestras vidas.
Por lo tanto no se trata de "si" vamos a adorar, sino de lo "que" estamos adorando.
¿Qué adoras tú?
Tu vida, tu trabajo, tu familia, tu comodidad, tu forma o estilo de pensar, o a Dios,
Dios creó al hombre para que Lo adorara.
Por lo tanto servimos y obedecemos aquello que adoramos.
Eso es lo que determinará nuestro carácter, conducta, y actitudes que se reflejan en nuestras acciones.
Por eso el señor Jesús dijo
Mateo 6
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
"Hay un camino que parece recto a la mente del hombre, pero sólo termina en la muerte" (Pr 14:12).
Cuando el hombre pierde el propósito; de que fue creado para gloria de Dios, pierde también:
Pierde su relación como hijo amado.
Pierde la cobertura divina, y la autoridad dada por Dios.
Pierde la belleza de la imagen de Dios, en su vida.
Pierde el destino, en el propósito divino de Dios.
Y termina perdiendo su propia vida: su espíritu, alma y cuerpo.
1 crónicas 16
22 No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
23 Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación.
24 Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas.
25 Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.
26 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos.
27 Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada.
28 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder.
29 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
30 Temed en su presencia, toda la tierra: El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.
31 Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina.
32 Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene.
33 Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra.
34 Aclamad a Jehová, porque él es bueno; Porque su misericordia es eterna.
Colosenses 3
23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
25 Más el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.
LA PLENITUD DEL BAUTISMO
LA PLENITUD DEL BAUTISMO
Hechos 2
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Lucas 1
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;
77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados,
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
EL BAUTISMO DEL SEÑOR JESÚS.
Cuando el señor Jesús fue bautizado por Juan no fue para dar ejemplo sino por cumplir con toda justicia a causa del hombre, pues si fuera solo un ejemplo se invalidaría el propósito y el hecho de que Jesús se bautizara, se convertiría en una acción que solo sería un ritual vacío.
La pregunta que debería hacerse, es esta: Dado que Jesús no tenía pecado, del cual ser perdonado, y no estaba perdido;
¿Cómo puede su bautismo ser un ejemplo de perdón para los pecadores perdidos? ¿Y si el señor Jesús era quien perdonaba, el tendría que perdonarse a sí mismo?
Mateo 9
5 Porque ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
El bautismo de Jesús es un buen ejemplo de obediencia, uno debe buscar en otro lugar para encontrar el ejemplo de un pecador perdonado
Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Marcos 1.9–11).
Lucas 11
35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
EL BAUTISMO DE JESÚS ENTENDIDO DENTRO DEL CONTEXTO DEL MINISTERIO DE JUAN unido al de EL SEÑOR JESÚS.
El bautismo, en el cual el señor Jesús participo debe ser entendido desde dos conceptos, sin separarlos en ningún momento, para que no sea distorsionado el propósito, y la plenitud del bautismo.
Un concepto basado en el ministerio de Juan; cuando el Señor Jesús va a Juan para ser bautizado y que se cumpla toda justicia, pero termina cuando el Señor entra en las aguas del rio Jordán. Comienza el otro concepto vasado en un nuevo pacto hecho por Dios mismo desde los tiempos de Adán, redimiendo al HOMBRE A TRAVÉS DE CRISTO, y mostrándolo como el primogénito entre miles que vendrían después de él.
Juan 3
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Por eso el propósito del ministerio de Juan fue el de preparar a la gente para la venida del Mesías a través del arrepentimiento para perdón de pecados
Esta preparación conllevó:
el traer al pueblo a un compromiso de bautizarse como evidencia de que ellos se estaban arrepintiendo, y de que estaban dispuestos a creer en el Mesías que estaba a punto de ser revelado.
Entonces ¿qué te motiva a bautizarse?
El simple hecho de obedecer a Dios, mostrar que te has arrepentido de todos tus pecados, o recibir el don del Espíritu Santo.
Hechos 2
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Todos los que vinieron al bautismo de Juan, podrían haber tenido solo uno de los motivos que era solo el de arrepentimiento, o el de obedecer a Dios, pero el propósito de ellos no sería el mismo que Cristo le daría al bautismo.
Éste vino a cumplir toda justicia, mientras que aquéllos vinieron con el fin de llegar a ser justos a través del perdón de los pecados de ellos.
Los que se rehúsan a bautizarse, también se rehúsan a aceptar el testimonio que Jesús les dio, cuando él fue bautizado, y se rehúsan a someterse a un requerimiento justo de Dios.
El bautismo no es un acto de justicia humana
Tito 3.
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
9 Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho.
10 Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo,
11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.
Por lo tanto, cuando uno cumple un requerimiento justo de Dios, eso es algo que viene del cielo, de Dios. Esta es una de las razones por las cuales el señor Jesús se bautizo, pues el bautismo era uno de varios requerimientos de Dios.
EL BAUTISMO DE JUAN FUE DEL CIELO NO DE LOS HOMBRES
Cuando Jesús fue bautizado por Juan, él sabía que ese bautismo era del cielo
Lucas 20.
4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
5 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
6 Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta.
Dios había enviado a Juan a bautizar. Por lo tanto es del cielo para perdón de pecados, por causa del arrepentimiento y la fe en que el señor Jesús, que le perdono al hombre en aquella demostración de arrepentimiento.
Si ellos decían que el bautismo de Juan era del cielo, entonces debieron haber recibido éste, y haber aceptado el testimonio de Juan, en el sentido de que Jesús es el Mesías.
El no someterse al bautismo de Juan, daba a entender que para ellos, tal bautismo era de los hombres, y que no aceptaban el testimonio de Juan, acerca de Jesús.
Estos líderes desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan, a la vez que aquellos que sí aceptaron tal bautismo, “justificaron a Dios”, o sea que juzgaron correcta la voluntad de Dios al ser bautizados
(Lucas 7.30).
El Señor Jesús Sabía que el mensaje de Juan, el cual era acerca de uno mayor que Juan mismo, constituía un testimonio acerca de él.
Siendo bautizado, Jesús no sólo probó la obra de Juan, sino que también dio testimonio de la validez del mensaje de éste.
Si Jesús se hubiera rehusado a ser bautizado por Juan, hubiera indicado con ello, que lo de Juan era un fraude, lo cual lo hacía un impostor. Siendo bautizado, Jesús dio testimonio de que Juan era todo lo que él decía ser.
Mateo 3
1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.
Juan sabía que su bautismo era del cielo, pues él declaró que Dios lo envió a bautizar, y que por medio de este acto, el Mesías le sería dado a conocer
Juan 1.
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
33–34). Jesús vino para ser bautizado, no solo para declarar que Juan era un profeta de Dios, verdadero, sino también para darse a conocer a Juan por medio de su bautismo, pudiendo Juan así, testificarle a Israel, de que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1.31–33). Por esta razón debe dársele una gran importancia al hecho de que Jesús viniera para ser bautizado.
Jesús fue bautizado con el fin de dársele a conocer a Israel (Juan 1.31), pero fueron pocas las personas de esa nación, las que vieron a Jesús sometiéndose a tal acto. El que primero vio este bautismo fue Juan mismo. Esto era importante, pues cuando el Espíritu Santo vino sobre Jesús, después de su bautismo, Juan presenció el testimonio de Dios, en el sentido de que Jesús es el Mesías. Lo que ocurrió inmediatamente después del bautismo de Jesús, fue la manifestación del testimonio de Dios para Juan, cuando envió al Espíritu Santo a aquél; el resultado final fue el testimonio de Juan para Israel, de que
Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1.32–34).
Lucas3
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
23 Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,
El bautismo por lo tanto es dar comienzo a una vida espiritual en plenitud. Y dar comienzo a un gran ministerio y una gran vida para Dios.
Hechos 2
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Lucas 1
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;
77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados,
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
EL BAUTISMO DEL SEÑOR JESÚS.
Cuando el señor Jesús fue bautizado por Juan no fue para dar ejemplo sino por cumplir con toda justicia a causa del hombre, pues si fuera solo un ejemplo se invalidaría el propósito y el hecho de que Jesús se bautizara, se convertiría en una acción que solo sería un ritual vacío.
La pregunta que debería hacerse, es esta: Dado que Jesús no tenía pecado, del cual ser perdonado, y no estaba perdido;
¿Cómo puede su bautismo ser un ejemplo de perdón para los pecadores perdidos? ¿Y si el señor Jesús era quien perdonaba, el tendría que perdonarse a sí mismo?
Mateo 9
5 Porque ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
El bautismo de Jesús es un buen ejemplo de obediencia, uno debe buscar en otro lugar para encontrar el ejemplo de un pecador perdonado
Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Marcos 1.9–11).
Lucas 11
35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
EL BAUTISMO DE JESÚS ENTENDIDO DENTRO DEL CONTEXTO DEL MINISTERIO DE JUAN unido al de EL SEÑOR JESÚS.
El bautismo, en el cual el señor Jesús participo debe ser entendido desde dos conceptos, sin separarlos en ningún momento, para que no sea distorsionado el propósito, y la plenitud del bautismo.
Un concepto basado en el ministerio de Juan; cuando el Señor Jesús va a Juan para ser bautizado y que se cumpla toda justicia, pero termina cuando el Señor entra en las aguas del rio Jordán. Comienza el otro concepto vasado en un nuevo pacto hecho por Dios mismo desde los tiempos de Adán, redimiendo al HOMBRE A TRAVÉS DE CRISTO, y mostrándolo como el primogénito entre miles que vendrían después de él.
Juan 3
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Por eso el propósito del ministerio de Juan fue el de preparar a la gente para la venida del Mesías a través del arrepentimiento para perdón de pecados
Esta preparación conllevó:
el traer al pueblo a un compromiso de bautizarse como evidencia de que ellos se estaban arrepintiendo, y de que estaban dispuestos a creer en el Mesías que estaba a punto de ser revelado.
Entonces ¿qué te motiva a bautizarse?
El simple hecho de obedecer a Dios, mostrar que te has arrepentido de todos tus pecados, o recibir el don del Espíritu Santo.
Hechos 2
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Todos los que vinieron al bautismo de Juan, podrían haber tenido solo uno de los motivos que era solo el de arrepentimiento, o el de obedecer a Dios, pero el propósito de ellos no sería el mismo que Cristo le daría al bautismo.
Éste vino a cumplir toda justicia, mientras que aquéllos vinieron con el fin de llegar a ser justos a través del perdón de los pecados de ellos.
Los que se rehúsan a bautizarse, también se rehúsan a aceptar el testimonio que Jesús les dio, cuando él fue bautizado, y se rehúsan a someterse a un requerimiento justo de Dios.
El bautismo no es un acto de justicia humana
Tito 3.
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
9 Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho.
10 Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo,
11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.
Por lo tanto, cuando uno cumple un requerimiento justo de Dios, eso es algo que viene del cielo, de Dios. Esta es una de las razones por las cuales el señor Jesús se bautizo, pues el bautismo era uno de varios requerimientos de Dios.
EL BAUTISMO DE JUAN FUE DEL CIELO NO DE LOS HOMBRES
Cuando Jesús fue bautizado por Juan, él sabía que ese bautismo era del cielo
Lucas 20.
4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
5 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
6 Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta.
Dios había enviado a Juan a bautizar. Por lo tanto es del cielo para perdón de pecados, por causa del arrepentimiento y la fe en que el señor Jesús, que le perdono al hombre en aquella demostración de arrepentimiento.
Si ellos decían que el bautismo de Juan era del cielo, entonces debieron haber recibido éste, y haber aceptado el testimonio de Juan, en el sentido de que Jesús es el Mesías.
El no someterse al bautismo de Juan, daba a entender que para ellos, tal bautismo era de los hombres, y que no aceptaban el testimonio de Juan, acerca de Jesús.
Estos líderes desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan, a la vez que aquellos que sí aceptaron tal bautismo, “justificaron a Dios”, o sea que juzgaron correcta la voluntad de Dios al ser bautizados
(Lucas 7.30).
El Señor Jesús Sabía que el mensaje de Juan, el cual era acerca de uno mayor que Juan mismo, constituía un testimonio acerca de él.
Siendo bautizado, Jesús no sólo probó la obra de Juan, sino que también dio testimonio de la validez del mensaje de éste.
Si Jesús se hubiera rehusado a ser bautizado por Juan, hubiera indicado con ello, que lo de Juan era un fraude, lo cual lo hacía un impostor. Siendo bautizado, Jesús dio testimonio de que Juan era todo lo que él decía ser.
Mateo 3
1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.
Juan sabía que su bautismo era del cielo, pues él declaró que Dios lo envió a bautizar, y que por medio de este acto, el Mesías le sería dado a conocer
Juan 1.
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
33–34). Jesús vino para ser bautizado, no solo para declarar que Juan era un profeta de Dios, verdadero, sino también para darse a conocer a Juan por medio de su bautismo, pudiendo Juan así, testificarle a Israel, de que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1.31–33). Por esta razón debe dársele una gran importancia al hecho de que Jesús viniera para ser bautizado.
Jesús fue bautizado con el fin de dársele a conocer a Israel (Juan 1.31), pero fueron pocas las personas de esa nación, las que vieron a Jesús sometiéndose a tal acto. El que primero vio este bautismo fue Juan mismo. Esto era importante, pues cuando el Espíritu Santo vino sobre Jesús, después de su bautismo, Juan presenció el testimonio de Dios, en el sentido de que Jesús es el Mesías. Lo que ocurrió inmediatamente después del bautismo de Jesús, fue la manifestación del testimonio de Dios para Juan, cuando envió al Espíritu Santo a aquél; el resultado final fue el testimonio de Juan para Israel, de que
Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1.32–34).
Lucas3
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
23 Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,
El bautismo por lo tanto es dar comienzo a una vida espiritual en plenitud. Y dar comienzo a un gran ministerio y una gran vida para Dios.
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