UNGIDO PARA GRANDES COSAS parte 2

UNGIDOS PARA GRANDES COSAS




El ser ungido por Dios para grandes cosas, no asegura que se llegara a ello; como le ocurrió al rey Saúl

Hechos 13
22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

Dios exige ciertas características y una de las más importantes, es que seas como Él.

1 Samuel 2
35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.

1 Samuel 13
14 Más ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.

2 reyes 10
30 Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.
31 Mas Jehú no cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.

2 reyes 23
25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.
26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado.
27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.
Dios llama a su profeta para ungir al que Dios le dijera, a nadie más.

1 Samuel 16
3 Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere.
4 Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
5 El respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.
6 Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido.
7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

En 1 Samuel 16:5 dice:
“Él respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio”.

La llegada de los profetas era siempre un momento de preocupación, principalmente cuando se trasladaban fuera de su territorio.

A eso se debe la pregunta de los ancianos: “¿Es pacífica tu venida?”.

Luego Samuel santificó a Isaí y a sus hijos y los invito al sacrificio. Pero en esa ceremonia de consagración y en ese sacrificio de adoración faltaba David.

Él ya estaba santificado por Dios mismo y era un adorador.
Por eso dice en:

Hechos 13
22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

Nota que ya estaba preparado para ser ungido.
Por eso para ser ungido, debe estar de antemano en un ambiente de santidad y adoración.
No es tanto dónde se adora, sino cómo se adora.

Para ser ungido debe saber que aunque está en este mundo, sabes que no es del mundo. Le perteneces, a Dios.

Juan. 15:19;
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

El mundo no tiene que afectar al que será ungido.
Pero es el que ha sido ungido, quien afecta al mundo.

Santos y adoradores son la clase de personas que el Espíritu Santo busca para llenarlos de la gloria y la presencia divina.

Para que La presencia de Jesucristo sea la que se destaque en él, o en ella, ante el mundo. Y no su vanidad por causa de la gloria de Dios.

Todos hijos de Isaí. Estuvieron delante del profeta, y aunque habían participado del sacrificio y la santificación, ninguno de ellos era.

Aunque por razones externas, podían tener la aprobación para ser el ungido de Dios, pero ellos participaron en ese momento, mas David vivía preparado, pero no por recompensa, sino porque él sabía a quién adoraba.

Dios le había dado especificaciones a Samuel, en la elección del ungido:

1 Samuel 16
7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.



La visión de Dios no es la misma que la del ser humano.
Él primero mira por dentro.
Segundo mira por fuera.

Dios no está interesado en “parecer” ni en grandeza humana.
Esos son los requisitos del mundo.

Los que se creen más grandes, más capacitados y los mejor parecidos son los que muchas veces reciben y obtienen las promesas del mundo.

Pero a Dios le interesa es:

Salmos 51
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

El corazón del que será su ungido deberá ser un corazón contrito y humillado.

Nadie podrá ser el ungido de Dios si verdaderamente no le ha entregado su corazón a Dios.

1 Samuel 16
8 Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová.
9 Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová.
10 E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.

Abinadab, Sama y sus otros hermanos tenían todo, menos el corazón que Dios buscaba.
Ya que ellos tenían muchas capacidades y talentos, pero lo que no tenían era un corazón para Dios; porque a veces tenemos un corazón humillado, pero no humillado a Dios, sino a la ruina, a la maldición, al pecado, y a todo pero menos a Dios.

1 Samuel 16
11 Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
12 Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.

Samuel entonces le preguntó a Isaí: “¿Son éstos todos tus hijos?” (16:11). A lo que
Isaí respondió: “Queda aún el menor, que apacienta las ovejas” (16:11). Samuel entonces decidió no comer hasta que llegara el que faltaba.

El ungido muchas veces es ese menor, el que no es tomado en cuenta por los “grandes” los súper espirituales, pero llenos de vanidad; porque Samuel era grande, pero a él nunca se le olvido por quien era grande, y el para qué había sido ungido.

Por último la persona para ser ungida, tiene que tener un hermoso parecer

1 Samuel 16
12 Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.

La apariencia de David se describe como: y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer.

¿Pero cuál es la razón de describir la presencia física, su apariencia o parecer y la forma de mirar de David?

LA PRESENCIA FÍSICA
El hombre o la mujer de Dios deben disfrutar de cada día que Dios le da, para poder tener una buena salud espiritual y emocional.

Pero personas con cargas, bajo presiones, deprimidos, rencorosos, angustiados, enojados, transmiten una apariencia cansada agotada y destruida.

Y lo peor, es que ésta es la unción del enemigo que ellos transmiten, una clase de espíritu en sus casas, ministerios, enseñanzas y prédicas.
Lo que ellos mismos están sintiendo, es lo que ellos proyectan a otros. Sus palabras son de destrucción, queja, miedo y angustia emocional.

Hablan con ira y promueven contiendas y división general.

BUEN PARECER
El hijo de Dios se distingue por su buen parecer.
Espiritualmente su buen parecer, habla de una vida transformada.

Personas cambiadas por el poder transformador del señor Jesús.
Este buen parecer será el que muestra un estilo de vida diferente.

Todo esto junto, es la más poderosa predicación que cualquiera puede ministrar, porque es la obra de Dios mismo, a través de su hijo por medio del Espíritu Santo.

LA FORMA DE MIRAR
La visión del hijo de Dios siempre llama la atención de los demás. Porque no mira como los demás y ve más allá que los demás o la situación del momento.

El que es hermoso de ojos, mira las cosas como las ve Dios.

Conclusión
• El que desea ser elegido tiene que pensar que es ungido para Dios, no para él.
• Tiene que ser paciente y esperar el tiempo de Dios.
• Debe poseer una visión de Dios y un estilo de vida que muestre a un Dios que cambia vidas y transforma corazones.