LA PALABRA DE UN UNGIDO
Los ungidos hablan proféticamente.
TU QUIERES SABER SI ESTAS UNGIDO
Mira tus palabras, porque si tus palabras siempre son de victoria, es porque el Espíritu de Dios te a Ungido.
1 Samuel 17
32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.
34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.
El ungido nunca cambia su idioma, así otros quieran enseñarle a hablar como ellos
Ya que el verdadero idioma de un ungido no está en las palabras, sino en el corazón
Por eso dice en primer lugar en el ver. 32 “no desmaye el corazón de ninguno a causa de él”.
Lucas 6
45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
Salmos 15
1 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
2 El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón.
Mateo 12
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
En segundo lugar, “tu siervo irá y peleará contra este filisteo”.
El ungido se ve siempre como un campeón, en cualquier circunstancia de la vida.
Y no como alguien que busca quien lo defienda, es en guerrero
David ni siquiera llama por su nombre al gigante.
Los nombres no impresionan a los ungidos, llámese Goliat, enfermedad, ruina, maldición, rechazo, destrucción o muerte.
Para ellos, el nombre de Dios es más grande que el de cualquier problema.
Efesios 1
12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,
20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Los que no han entregado todo al señorío de Dios siempre manejarán esas áreas como Saúl; con negativismo, falta de fe, con desánimo.
1 Samuel 17
No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud”
Esta palabra “no podrás” tiene a muchos enterrados en el fracaso y el miedo. Viven en el pasado. No se atreven a intentarlo de nuevo cada día.
Esta palabra “no podrás” es lo que pone límites a lo que tú eres, y a lo que Dios quiere hacer contigo.
Esta palabra “no podrás,” es la que te limita, te esclaviza, te atormenta y es el peor ladrón, de la realización del propósito de Dios en nuestra vid.
1 de Pedro 4
15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno;
16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.
Filipenses 4:
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
No padezcas como ladrón de ti mismo, renuncia a ese yugo del enemigo. Di; renuncio al no puedo, al no se puede, al imposible.
Y esto te llevará a creer; que todo lo puede.
Por eso aunque la opinión de Saúl, sonaba realista, no eran las palabras de un hombre de fe.
Por esto, David no le prestó mucha atención.
Con autoridad espiritual dice: “Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (17:36).
Notemos esta declaración: “y este filisteo incircunciso será como uno de ellos”.
David profetizó la muerte del gigante. Los ungidos siempre hablan lo que quieren nunca lo que temen, hablan proféticamente.
Luego en el versículo 37, David revela su secreto de combate: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo”.
2 crónicas 20
15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
David sabía en quién había creído y a quién le había creído. Al Dios Todopoderoso le daba la gloria, porque tras sus victorias contra el oso y el león, el Dios del cielo era su fortaleza.
El ungido se niega a reconocer al enemigo por su nombre, pero a su Dios sí lo llama por su nombre: “Jehová”. Para él, Dios es alguien y el gigante era nadie.
David sabía que Goliat no se enfrentaría a una sola persona, se enfrentaría a David el visible y a Dios el invisible.
Las palabras de David están saturadas de mucha fe y de esperanza: “el también me librará de la mano de éste filisteo”.
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