SACERDOCIO SANTO Y REAL SACERDOCIO

SACERDOCIO SANTO Y REAL SACERDOCIO



Son dos palabras que se encuentran en 1 de pedro 2, pero que cada una hace referencia a algo especial ya que no es lo mismo; sacerdocio santo que real sacerdocio. Pero ninguna de ellas se refiere a sumo sacerdote.

1 Pedro 2.
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

La palabra griega para sacerdote es hiereius.
Sacerdote significa mediador. En el Antiguo Testamento era quien expiaba el pecado, los sacerdotes servían como mediadores entre el pueblo y Dios, ellos eran quienes ministraban las cosas sagradas.

La palabra “sacerdote” no es ni una sola vez aplicada a un ministerio especial, ni a nadie se le denomina sacerdote en alguna forma distintiva,

En el antiguo testamento el pueblo de los levitas era el pueblo escogido por Dios para ministrar delante de él.

Este sacerdocio tenía que ser santo, y todas las leyes hacia los levitas estaban basadas en la santidad para ministrar delante de Dios.

Pero en el nuevo testamento sumo sacerdote solo se le dio ese título al señor Jesús. Por lo tanto no hay insinuación en el nuevo testamento de ningún sumo sacerdote excepto el Señor mismo.

1 de Timoteo 2
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

¿Entonces cuando habla de que todos nosotros somos sacerdocio santo y real sacerdocio a que se refiere?
Si la palabra sacerdote significa mediador.

A diferencia del señor nosotros no podemos ser mediadores entre Dios y los hombres, pero si podemos ser intercesores de los unos por los otros.
Y sacerdote es una persona que puede hablar con Dios directamente, por cuanto fue apartado para el señor; esto es sombra del llamamiento levítico del antiguo testamento.


El Nuevo Testamento habla de un sacerdocio santo y de un sacerdocio real en el cual todos los creyentes participan como sacerdotes, los sacrificios del creyente no son materiales sino espirituales y su finalidad es una expresión de gratitud y consagración a Dios, mas no un sacrificio por los pecados

Un sacerdocio santo
Al igual que en el Antiguo Testamento los sacerdotes constituían un grupo de hombres apartados para tal propósito, los creyentes de Nuevo Testamento hemos sido también apartados del mundo para el servicio de Dios con características distintas a las del Antiguo Testamento. Esto es visto desde el punto de vista del sacerdocio santo

Un sacerdocio real
En el Antiguo Testamento los sacerdotes no podían ser reyes y si lo eran no podían ser sacerdotes, ahora en el Señor ostentamos los dos títulos. Somos un sacerdocio real pues nuestra realeza y valor evidentes nos señalan como hijos de Dios, por lo tanto ostentamos los dos títulos y las dos funciones, cumpliéndose así el gran deseo de Dios (Éxodo 19:6; Juan 17). Es un sacerdocio real en el sentido de realeza y se disfruta de los privilegios de un sacerdocio real.

Éxodo 19
3 Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

1 corintios 11
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.