QUE PIDE DIOS DE TI parte 3
Seamos uno
Deuteronomio 10
12 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;
Juan 17
20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Marcos 10
4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.
5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
¿Cuál es la causa de los problemas de identidad?
Porque es que no podemos identificarnos en plenitud
La mayoría de la gente experimenta confusión en cuanto a cuál a su manera de vivir o actuar. Y todo porque carece de conocimiento bíblico en cuanto a lo que determina el carácter básico de cada uno de nosotros.
Nuestro comportamiento es resultado de la identidad que hay en nosotros.
Si vamos a una explicación del porqué sucede esto; es a raíz de pertenecer a la familia de Adán.
Todos nacemos espiritualmente muertos. Carecemos de lo que se necesita para vivir como Dios quiere.
¿Y que Dios quiere? Que seamos uno con el padre
Juan 8
28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
¿Cuál es su verdadera identidad?
¿Qué le hace tener esa identidad?
¿Lo que haces pertenece a quién?
¿Se puede cambiar o no la vieja naturaleza?
Así como la palabra dice dejara el hombre a su madre y a su padre y se unirá a su mujer
Marcos 10
6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
La palabra clave en este caso no es dejar, sino unirá, ya que cuando tu dejas lo de atrás
Y tú comienzas a reflejar que te uniste a alguien.
Y eso lo haces con tu comportamiento. El soltero por lo regular mantiene mirando prospectos para casarse, pero el casado dejó de hacer eso por cuanto ya se unió a alguien.
Por lo tanto todo cambia en uno.
Cambia la maneara de hablar, de comportarse, de vestirse.
1 corintios 6
15 No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
16 O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
19 O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Por causa de que nacimos dentro de la familia del hombre, todos poseemos la inclinación natural a vivir en forma egoísta.
Pero debido a su amor eterno, Dios el Padre celestial ha tratado continuamente de atraer a cada persona a que acepte su oferta de amor.
El desea ser uno con nosotros pero él no puede si tú no quieres ser uno con él.
Él desea darnos su naturaleza… la misma naturaleza de su hijo Jesucristo.
Cuando de verdad nos convertimos en cristianos verdaderos al recibir a Cristo como nuestro Salvador y Señor personal, también recibimos una nueva identidad.
Pero lo peligroso es cuando nos convertimos en uno con una doctrina, con una denominación. Ya que cada denominación tiene su manera de ver lo que a ellos les parece correcto.
Y esa persona llega inclusive a ser un buen miembro de la iglesia ya que recibió mandamientos y enseñanzas las cuales las cumple al pie de la letra. Pero su vieja naturaleza sigue presente.
2 Corintios 5:
17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Y por eso es que vemos personas luchando entre dos mundos.
Veamos los dos mundos de una manera individual.
Los que son uno con la carne, con el hombre natural.
Originalmente todos nacemos dentro de la familia de Adán (la carne), por lo tanto exhibimos el carácter de Adán.
Él representa el estilo de vida humanista e individualista.
El que es uno en Adán considera que el ser humano controla los acontecimientos, las circunstancias y el rumbo de su vida.
El que está en Adán cree que no hay una verdad absoluta y que todo es relativo, da interpretaciones a la palabra de Dios conforme a los deseos de su corazón y cree que el tiene la verdad.
El que está en Adán cree que cada cual puede definir los parámetros morales que están en la palabra conforme al momento y el lugar donde está viviendo.
El que está en Adán cree que el propósito más alto de la vida es alcanzar la perfección o la auto realización.
Estar en Adán significa que hemos heredado todo lo que él fue.
Los que son uno en Cristo.
El que está en Cristo sabe que Dios tiene el control tanto de su provisión como de los acontecimientos y las circunstancias que rodean su vida.
Proverbios 16
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, Y aun al impío para el día malo.
El que está en Cristo sabe que es libre por causa del conocimiento de la verdad que adquiere del padre en la intimidad. No se queda con la famosa palabrita “es que a mí me enseñaron así”
Juan 8
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
El que está en Cristo sabe que hay normas morales que rigen el comportamiento de un cristiano.
Salmos 119
2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan;
3 Pues no hacen iniquidad Los que andan en sus caminos.
4 Tú encargaste Que sean muy guardados tus mandamientos.
5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos Para guardar tus estatutos!
6 Entonces no sería yo avergonzado, Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón Cuando aprendiere tus justos juicios.
8 Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente.
El que está en Cristo sabe que el propósito más valioso de la vida es cumplir con la voluntad de Dios y no con los deseos de la carne.
Mateo 7
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Ser uno en Cristo significa que heredamos todo lo que él es.
Por eso Pablo escribió a los efesios de esta manera
Efesios 1
15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
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