EL VERDADERO SENTIDO DE LA VIDA

EL VERDADERO SENTIDO DE LA VIDA






El verdadero de sentido del porque tu existes es solo para mostrar en ti, lo mismo que el señor Jesús mostro en él, por ti.

1 de juan 3
16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.


Lucas 4
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.
43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

El verdadero sentido de nuestra existencia es mostrar el verdadero amor

Una historia
CUANDO MORIRÉ.
Se cuenta hace muchos años, que un joven voluntario en un Hospital, conoció a una pequeña niña llamada Liz; quien sufría de una extraña enfermedad.
Su única oportunidad de vivir era una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad, ya que había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor se acerca al niño de cinco añitos y le explica la situación de su hermana, luego de explicarle todo, le preguntó el doctor al niño que si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana.
Aquel medico lo vio dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: "Si, lo haré, si eso salva a Liz."

Mientras la transfusión empezaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, sonreía mientras los doctores lo asistían a él y a su hermana. Al poco tiempo de empezar la transfusión de sangre se vio retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.
Por eso nunca te dejes que los obstáculos de la vida venzan el amor de Dios puesto en ti

Los obstáculos en nuestro camino.

Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.
Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos pasaron por aquel camino y simplemente rodearon el obstáculo.
Muchos de ellos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces un campesino paso, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.
Mientras volvía a tomar su carga de vegetales, notó una pequeña bolsa en el suelo, justo donde había estado aquella roca.
Aquella bolsa contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino. El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.


Cada obstáculo representa una oportunidad para mostrar cuanto tienes de Dios en tu corazón y poder mostrar en ti, lo mismo que el señor Jesús mostro en él, por ti.

LA MEDIA COBIJA:
Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa, durante largos años había trabajado con empeño y dedicación para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, y para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna a ese propósito.

A los 70 años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, y solo lleno de recuerdos. El esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que el apareciera o por lo menos le hiciera una llamada. Entonces decidió por primera vez en su vida pedirle un favor a su hijo.

Don Roque con sus manos temblorosas y gastadas tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su bella familia.
- ¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí! Le dice aquel hijo brillante y profesional.

Don roque después de saludarlo le dice:
- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento solo, además estoy cansado y viejo.
Aquel hijo no deja que su padre termine de hablar cuando le contesta.
- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
- Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento muy solo y cansado!

Aquel hijo con cara de asombro dice.
- ¿Quedarte a vivir aquí?, sí si... claro... pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es pequeña, mi esposa es muy especial...y luego los niños..

- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
- No padre no es eso, sólo que... no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían... o sólo que no te moleste dormir en el patio...
- ¿Dormir en el patio? Está bien hijo.
Mientras tanto El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años:
- Dime papá.
- Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se cubra en la noche.
- Sí, con gusto papá... ¿y dónde va a dormir?
- En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos partes.
En ese momento llegó su padre:
- ¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
- Sabes papá, estaba pensando...
- ¿Pensando qué?
- En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa.

Algunos preguntaran ¿Por qué no usa la biblia para enseñar el amor de Dios?
Porque al igual que el señor Jesús he aprendido que el usó su vida para mostrar el amor de Dios. A esto se refería cuando dijo “ID Y PREDICAD”.


LA CARRETA VACÍA:
Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo de repente, y después de un pequeño silencio, me preguntó:
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:
- Sí, es el ruido de una carreta.
- Eso es, - me dijo. - Es una carreta, pero vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?
Entonces, otra vez más, me mostró su sabiduría y la experiencia de sus años:
- Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que

¿QUÉ TAN PODEROSO ERES?

Cuenta la historia que un gran guerrero, era el más temido de todo el ancho mundo, viéndose inigualable en ferocidad y destreza en el combate quiso ser el más poderoso de todos los hombres.
Por lo tanto buscó, pregunto y viajó por todo el mundo hasta encontrar que sólo uno era más poderoso que él sobre la tierra. Ese era un maestro de tierras lejanas, así que partió a buscarlo. No tardó mucho en hallarlo en su ciudad.
Allí entró sin previo aviso, rompiendo puertas y pasando sin miramientos sobre todo obstáculo que lo alejara de su futuro contendiente; pero cuando estuvo frente al maestro no supo que hacer; aquel hombre no tenía la corpulencia que el tenía ni tampoco armas como las que el llevaba. Pensó, no podía ser aquel hombre poderoso del que se le había hablado tanto.
El maestro al verlo le pregunta:
- Vienes a demostrar lo poderoso que eres, ¿Cierto?

Si vengo a demostrar que soy más poderoso que todo, mucho más poderoso que tú, mucho más que cualquiera de la tierra del mar o del cielo.

Bueno, dijo el primero. Ya que eso es lo que buscas te daré algo que te puede ayudar. Abajo, en la ribera del río existe una pequeña población de labriegos, hombres de paz, que ha sido asolada en los últimos días por un tigre hambriento. ¿Crees ser capaz de demostrar qué tan poderoso eres?...
El guerrero partió sin mediar más palabras, y unas horas después ya regresaba con la sangrante cabeza del animal en sus manos.
- Ahí tienes. ¿Necesitas, acaso, otra demostración de mi poder?.
- ¡Claro!. Dijo el maestro. – ya que No has demostrado nada hasta ahora.
Ahora te pido que Devuelvas, por favor, la vida a esta criatura.
- No puedo… no es posible eso que me pides. Respondió el hombre, visiblemente afectado.
- Entonces no eres tan fuerte como crees serlo, no ves acaso que cuando se trata de quitar la vida, o de lastimar puede hacerlo cualquiera, con un poco empeño; pero cuando el asunto es otorgar vida… a muy pocos les es dado. Y se requiere siempre de mi dijo el maestro. Quien en poco tiempo se enteró aquel guerrero que aquel maestro era el señor Jesús, el dador de la vida.

1 corintios 11
22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.