MILITANDO COMO SOLDADO parte 13
EL CAMINO DEL CIEGO
ISAÍAS 51
8 No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.
9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.
10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos.
11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros.
12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados:
Muchas veces nuestras perspectivas sobre los caminos de la vida son extremadamente limitadas, ya que no tenemos una visión integrada de lo que Dios llama seguid la paz, no los problemas.
Los Hombres Ciegos y el Elefante.
Érase una vez, seis hombres ciegos fueron a ver a un elefante. El primer hombre ciego alargó sus manos frente a él y tocó el inmenso lado del animal. Y dijo “Este elefante es como una pared alta y fuerte.”
El segundo hombre, quien estaba parado cerca de la cabeza del elefante, puso sus manos en uno de los largos y filudos colmillos. “¿Una pared? ¡No! Yo diría que es más como una lanza.”
El tercer hombre abrazó una de las patas del elefante con ambos brazos. Y dijo “No quisiera contradecirlos,” “pero estoy seguro que el elefante es como un árbol.”
El cuarto ciego por casualidad tocó la oreja del elefante. “Todos ustedes están equivocados,” dijo él. “El elefante es en realidad muy parecido a un abanico.”
El quinto hombre estaba parado él solo por el otro extremo del elefante. Y por casualidad cogió la cola del animal. “Yo no entiendo esta confusión,” dijo él. “Estoy seguramente correcto al decir que el elefante es como una soga.”
Bueno, este elefante era un poco juguetón, así que le hizo cosquillas al sexto hombre con su trompa. El hombre, asustado, apartó lejos de si la trompa, y dijo temblando, “¡Por favor manténganse en calma pero les juro que el elefante es en realidad una culebra muy grande!”
“¡Tonterías!” dijeron los otros. Aun así, todos se fueron alejando calladamente, y nunca hicieron el esfuerzo de pensar en conjunto lo que verdaderamente es un elefante.
Al igual sucedía con cada uno de los apóstoles que tenía diferente punto de vista de lo que era el evangelio del señor Jesús.
Y cuando uno solo tiene un punto de vista, o sea el de alguno de los ciegos, solo termina criticando y juzgando todo, y a todos los demás. Pues cada uno habla y piensa de acuerdo a lo que sentía, y creía que tenía la razón.
Por eso es que ninguno entendió el propósito por el cual el señor Jesús vino.
El único propósito es la salvación del hombre.
Pero esta salvación tenía varias facetas desde la sanidad de un leproso hasta la sanidad de un ciego de nacimiento.
Desde enseñar por medio de parábolas hasta dar de comer a más de cinco mil, ya que el señor no solo alimenta el alma sino también el cuerpo.
También va desde llamar a juan que es el apóstol del amor, hasta llamar a judas al cual solo se le dio amor, pues metía su mano en el plato del señor.
Por eso es que somos ciegos cuando no entendemos el propósito del evangelio de Cristo, no solamente para nuestra vida, sino también para un juan, para un pedro, para un mateo, o aun para un judas, y que aunque judas se suicidó, el propósito no era ese sino mostrarle que al que mucho se le perdona es porque mucho se le ama.
¿Cuál es tu evangelio?
¿Ya vino Cristo a tu vida, y cambio tu corazón?
Como para que puedas andar con judas y con juan, y con pedro, y con cada uno de los que te rodean.
Porque si tú no eres capaz de andar con los que te rodean mucho menos astas andando con Dios aunque Dios este andando contigo.
Porque si no entiendes que el evangelio es solo para salvación para TODO el mundo, es porque eres ciego.
Más únicamente de Dios es el juzgar y condenar, y si tú condenas a uno solo tú eres igual que satanás tratando de ocupar el lugar de Dios.
Aunque tenemos que aprender la diferencia entre exhortar a condenar y juzgar.
Pero todo esto tenía un solo fin la salvación de todos.
Lucas 4
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
Por lo tanto que es más fácil andar con juan o andar con judas, y amarlo. Porque el espíritu de Dios no está sobre ti para que condenes, juzgues o des mal testimonio.
Mateo 25
31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Por tanto para ti que es más importante la comida o alimentar al hambriento, perdonar o que te perdonen y te tengan paciencia. Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Nota que dice a uno de los más pequeños, y pequeño no solo es el que acaba de nacer, sino el que a pesar de los años, esta atrofiado su crecimiento por causa de la enfermedad del pecado.
Uno puede acceder al aprendizaje cuando lo necesita. Pero paradójicamente, el aula es el único lugar en el mundo en donde no podrás aprovecharlo.
Porque lo que tu aprendes en la iglesia solo lo puedes aprovechar en tu casa y con los que te rodean.
Cuando el hombre queda ciego desarrolla otros sentidos.
Como el del oído, el tacto y el de la lengua.
Son metidos en todo, quieren saber de primera mano todo, para con su lengua ir a hablarlo por todo lado, y juzgarlo todo.
Romanos 2
17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios,
18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,
19 y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.
21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?
22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?
23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?
24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
¿Y así quieres ser coronado?
Pero viene algo curioso;
Juan 9
40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oir esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
Por lo tanto si tú dices que ya conoces al señor. Tienes pecado, pero los que dicen quiero conocerle ellos no tienen pecado por cuanto por sus pecados murió Cristo pero después ya no hay más sacrificio.
Mateo 20
30 Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32 Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
33 Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.
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