Un líder empieza en lo desconocido...
El sol comienza a brillar, las nubes abriendo paso a un cielo azul y una inmensa estructura de madera que se levantaba en mitad de un desierto.
Noé mientras tomaba una bebida para comenzar el día. Y sobre la mesa, el martillo y, en el suelo, apilados unos enormes tablones que iban dando forma a algo que nadie entendía.
Uno de los curiosos sonrió. Otro meneó la cabeza y un tercero dijo con ironía:--Está loco... definitivamente este hombre está loco--.
Noé no prestó atención a sus comentarios. Estaba acostumbrado a las voces contrarias, a las frases burlonas y a las críticas pero el continuo con las instrucciones de Dios para construir aquella gran estructura.
--No se parece en nada a Lamec su padre, y menos a sus hermanos que por lo menos sabe tocar un instrumento musical.
Ellos sí que eran sensatos. Tienen puestos los pies sobre la tierra. Noé en cambio es un hombre que solo hace cosas sin sentido... —prosiguió comentando aquel hombre mientras se alejaba de lo que le parecía una enorme obra sin sentido.
La armazón inmensa, que asemejaba una casa. Una mirada permitía establecer que se encontraba frente a una construcción de 130 metros de largo por 20 metros de ancho y 13 metros de alto, tres pisos. Arriba, en el techo, una enorme ventana que servía para iluminar el interior.
Noé se dispuso a reemprender la labor, mientras que sus hijos Sem, Cam y Jafet le ayudaban untando de brea las tablas.
Sin duda aquella era una nave que rompía todos los esquemas de una época, donde solo se pensaba en la diversión y el pecado.
Toda esa construcción lucía muy extraña; era un barco, o una casa, solo algunos lo sabían, y eso porque Noé era quien les había dicho que una gran arca para salvar al mundo, pero
Solo pensaban; para que un barco en un territorio en el que ni siquiera caía una gota de lluvia. Sin embargo Noé se empecinaba a advertir que pronto vendría un enorme diluvio que arrasaría con aquellos que no escucharan el mensaje de Dios.
Un líder en el desierto construye el proyecto de Dios
No ve que nunca ha llovido, solo cree en las promesas de Dios
El comienza en el desierto a construir todo lo necesario para el tiempo de la llegada de la promesa; se ha preparado de antemano.
¿Pero cómo fue que puedo emprender este gran proyecto?
Génesis 6:9, 10
“Noé, hombre justo, era perfecto entre los hombres de su tiempo; caminó Noé con Dios. Y engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet”.
Era un hombre que tenia los principios con los que Dios lo creo; y era que sabía de dónde venía, a quien tenía que parecerse, y andaba en el lugar donde Dios lo planto
¿Se da cuenta?
Era una persona normal.
Es más, era padre de familia. Tenía sobre sus hombros la responsabilidad de una esposa y tres hijos. ¡Nada fácil!.
Pero sobre todo hay un aspecto importantísimo: “...caminó Noé con Dios”.
Esta es la clave principal de un verdadero líder; siempre camina con Dios, nunca toma decisiones solo, nunca emprende cosas que primero no hayan sido aprobadas por Dios, nunca escoge sus propios caminos.
Pero ¿cuál era el medio en el que se desenvolvía?
Génesis 6.11, 12
La tierra se corrompió delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra
Es evidente que todo en derredor era un caos. Y él junto con su familia se encontraba en el ojo del huracán.
Para Noé vivir con los principios y valores de Dios era toda una faena diaria; no solo por el sino por sus hijos.
Significaba tanto como nadar contra la corriente. Era avanzar contra una enorme ola o quizá, intentar escalar cuando el viento está en contra y golpea nuestro rostro despiadadamente. ¡No era fácil!.
Si Noé viviera en nuestros días, seguramente volvería a hacer lo mismo ya que para el esto era parte de su vida cotidiana
Pero cómo es tu comportamiento frente a un mundo que cada día se desborona más y que en vez de haber descanso—cuando encendemos la televisión para encontrarnos con una enorme carga de programas basura que se transmiten continuamente; todo tipo de violencia
Trabajar en una empresa en la que robar y poner trampas está a la orden del día.
Matrimonios que se desboronan ante el avance incontenible de la falta de sujeción, unión, promiscuidad y adulterio...
Mateo 24
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Este es el panorama que tenemos enfrente y que sin duda no difería mucho del que enfrentaba Noé. A él como a nosotros le tocó “Nadar contra la corriente”.
Pero lo aprendió a fuerza de solo caminar con Dios, su liderazgo se fortaleció enfrentando una y otra adversidad.
Muchos en su lugar, quizá habrían renunciado. Pero él, como líder, tenía claro que no se aprende de los errores de otro sino del triunfo de pocos, y en el caso de Noé solo era Dios el único que podía enseñarle como era que se hacían las cosas
Un líder no mira que todos son iguales.
El mira, él es diferente en todo, al común de la sociedad que lo rodea
Lo normal y aceptable en la sociedad de su tiempo para Noé, y para nosotros hoy, sería:
Ajustarse a los principios que rigen y gobiernan en la mayoría.
Así, quedaríamos bien con todos. Sin embargo dice:
Génesis 6:8“
Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová
Nota que dice que halló gracia fue ante los ojos de Dios, no ante los hombres.
Ese hecho marcó la diferencia. En apariencia algo no muy notorio, pero en la práctica, la clave de la victoria, que ningún otro alcanzo.
Sin duda rompió todos los esquemas. Esa determinación fue lo que le permitió avanzar en un tiempo contrario.
Y uno de esos esquemas es encontrar personas negativas, a quienes consideran que nada se puede hacer diferente.
Porque ellos no pudieron hacerlo y estos son los que miran mal a los que se atreven a pensar diferente.
¿Te imaginas qué pasaría contigo si al igual que Noé, hallaras gracia ante Dios?
Sencillamente comenzaríamos a cambiar nuestro mundo.
Seriamos cabeza y no cola y lo más importante; seriamos tenidos por obreros en el reino de los cielos.
Por eso el primer paso es la obediencia; un principio que identifica al líder
Definitivamente si. Todo en lo que Dios encomendó a Noé parecía ilógico. No comprendía bien cuál era el propósito, sin embargo actuó en obediencia.
Génesis 7:5
E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
Hizo una barca en el desierto.
Por eso tú tienes que comenzar con el propósito de Dios ahora, no cuando veas que todo el mundo está de acuerdo.
Es creer que tendrás, cuando no tienes nada.
Es actuar de acuerdo a como te comportarías cuando estés donde quieres estar.
ES CONFESAR, NO LO QUE QUIERES; SINO LO QUE ESTÁS SEGURO(A) QUE RECIBIRÁS; ESO SI, SE BURLARAN DE TI, HASTA MÁS NO PODER.
Pero también te sujetaras a las normas trazadas por Dios.
No discutió, no argumentó, no contradijo. Tenía claro que Dios no improvisa cuando manda a hacer algo.
Un hombre o mujer asume la obediencia como un principio ineludible.
Cuando seguimos las instrucciones al pie de la letra, Aquél que nos llamó a servirle en Su obra nos irá mostrando la ruta a seguir.
Algo opuesto ocurre cuando obramos a nuestra manera. Generalmente tropezamos una y otra vez, porque estamos moviéndonos en nuestras fuerzas y no en las de Aquél que nos envió a cumplir la misión.
La satisfacción de haber cumplido, culminado
2 Timoteo 4
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
¿Ha sentido alguna vez la satisfacción de concluir cabal y exitosamente con su trabajo? Esa misma sensación fue la que embargó a Noé cuando terminó el diluvio, la tierra se secó y todo retornó a la aparente normalidad ¡Había cumplido la misión!
El desenvolvimiento de este patriarca que aprendió lecciones de liderazgo en la práctica, y no en el instituto bíblico o quizá en una escuela de formación superior, no contrasta con personas que hoy día comienzan una tarea y no la concluyen. Se especializan en hacer las cosas “a medias”.
Nunca terminan aquello que empiezan. El entusiasmo con el que emprenden las labores se agota poco tiempo después de iniciar la jornada y permiten que los embargue la pereza o el desánimo.
Tales personas difícilmente llegan a ninguna parte. Los hallamos en todas partes: en la iglesia, pero también en el trabajo, la universidad o en el sector que habitamos.
Con su inconsistencia no hacen otra cosa que pagar la colegiatura, para ser fracasados.
¿Acaso Dios quiere esa actitud derrotista para nosotros. En absoluto. El nos creó para ser triunfadores.
Pero en cierta medida, lograrlo sólo es posible cuando caminamos conforme a la voluntad de Él, como esta trazado en la Palabra,
y aplicamos esos principios que --si bien es cierto-- en ocasiones no entendemos, nos llevarán a puerto seguro.
En el relato leemos que “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo:”Fructificad multiplicaos y llenad la tierra”(Génesis 9:1).
A través de este visionario el Señor había cumplido su tarea de sanear el mundo. Cuando cesó la voz del Creador, Noé dio vuelta y se encaminó a su tienda donde le esperaban su esposa y sus hijos.
Sonrió con satisfacción y razonó que había valido la pena todo el esfuerzo. Sentado en una silla mientras caía la tarde, volvió a sonreír y pensó en todo lo que había aprendido en la “Escuela de Dios”. Sin proponérselo, había marcado toda una generación con su liderazgo...
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