REYES SEÑORES Y SACERDOTES parte 16

REYES SEÑORES Y SACERDOTES parte 16
La guerra de las palabras



1 corintios 13
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

Nuestras propias palabras cambian radicalmente nuestras vidas. Cuánto más radical será el cambio de nuestra vida con las palabras del evangelio.

Por eso veamos cuatro principios de como Dios transforma nuestra vida por medio de palabras.

1. Dios nos enseña a usar su vocabulario para que se convierta en nuestras palabras.
2. nos muestra como El pecado ha alterado radicalmente el sentido de importancia que le damos a nuestras palabras, que han resultado en dolor, confusión y caos.
3. a través del señor Jesucristo encontramos la gracia que provee el sentido a lo que necesitamos hablar, y como Dios quiere que hablemos.
4. por medio de la palabra se nos enseña a ir de donde estamos a donde Dios quiere que estemos.


Nuestra manera de hablar es lo que te llevará a una nueva consciencia del diseño de Dios para ti ya no como hombre sino como hijo,
También te dará un nuevo entendimiento de tu lucha personal contra el pecado.

Por lo tanto una de las palabras que debemos aprender es el perdón e hijo pro que para recibir el perdón de Dios tienes primero que creer que eres hijo.

Las palabras son poderosas, importantes, y significativas.
Fueron hechas para ser así.
Por eso cuando hablemos, debemos hacerlo con la consciencia de que Dios ha dado importancia a nuestras palabras.
Él ha ordenado que ellas sean importantes. Las palabras han sido importantes desde la misma creación y aun en la caída del hombre.
Dios ha dado valor a las palabras ya que Él tiene un diseño para nuestra comunicación, un plan y propósito específicos.

El entendimiento de esto nos orientará hacia la importancia de nuestras palabras, y es la razón por la que luchamos tanto con ellas, ya que el enemigo trata continuamente de engañarnos continuamente no solo con las palabras que él nos dice, sino que también para que hablemos y desatemos con esas palabras maldición no solo para nuestras vidas, sino también para todo lo que nos rodea.

La mayoría de nosotras se enfocan en las técnicas y en las habilidades para hablar, sin reconocer que nuestra lucha con las palabras va mucho más profunda.

La guerra de las palabras tiene su raíz en el huerto del Edén.

Pero la primera voz que escucho Adán no fue la de un hombre, sino la de Dios.
Cuando Dios escogió revelarse, lo manera, el hizo a través del habla.
Por lo tanto la altísima importancia de cada palabra como vehículo principal de la verdad. A través de las palabras, llegamos a conocer las verdades más importantes las verdades que revelan la existencia y gloria de Dios, verdades que dan vida.
Al intentar entender lo que es prender a hablar es vital que lo entendamos desde la perspectiva de Génesis 1
El único tiempo en la historia humana en el que no hubo guerra de palabras.
En Génesis 1, el mundo de comunicación era un mundo de paz, verdad y vida. Las palabras nunca eran utilizadas como armas.
La verdad nunca era usada para destruir. Las palabras eran dichas siempre en amor y la comunicación entre el hombre y Dios nunca rompió los lazos de paz.

Primero, Dios revela su ser, su plan y su propósito en palabras Inmediatamente después de crear a Adán y a Eva.
Dios les habló. Fue su decisión el revelárseles, definir su voluntad, y dar una identidad a Adán y Eva por medio de un lenguaje dado por Dios.

Pero después de que el hombre cayo se adiciono un lenguaje de guerra. Pero el enemigo a sido astuto para que la usemos los unos contra otros y no contra él.

Efesios 6
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,