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HAMBRE Y SED DE DIOS parte 6

HAMBRE Y SED DE DIOS parte 6




Cuando nos alimentamos del pan de vida

Juan 6
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Una de las cosas que más nos cuesta entender es que el señor Jesús ya vino.
El problema no es entender que el vino al mundo.
El punto es conocer si ya vino a nuestra vida.

Isaías 6
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Isaías habla del que ha de venir.
Y todo el antiguo testamento habla de que va a venir. Pero a diferencia de ellos suceden dos cosas en nosotros.
Uno. Tú eres de los que se la ha pasado toda la vida hablando de todo lo que va a venir para ti, o eres de los que ya está disfrutando de su venida.

¿En dónde estás?
En el antiguo o en el nuevo testamento.

Por eso debemos entender lo que significa entregando mi corazón a él. Y sometiendo mi vida a su palabra. Pero no desde el punto de vista religioso, sino desde el punto de vista de la fe, y de la gracia.

Tu estas Esperando a que el venga o estas disfrutando de todo, por cuanto el ya vino. Ya que cuando el vino, llego con el todo el reino de Dios.

Juan 4
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Una característica que demuestra que él señor no ha llegado a nuestras vidas; es lo que aquella samaritana estaba viviendo y creyendo, pero que todavía estaba esperando, por cuanto para ella el mesías aún no había venido, pero permanecía fiel a esa promesa, pero no la disfrutaba.


Por eso podemos estar toda la vida en una iglesia esperando a que el venga, y en nada nos diferenciaríamos de los judíos que aún están esperando al mesías.

Hay una gran diferencia entre ser evangélico a tener una mentalidad de reino, pero esa mentalidad solo la obtendremos cuando comencemos a disfrutar de su venida. Y hablo de la primera.

Porque nos hemos pasado escuchando el evangelio pero no hemos podido aprender a disfrutar de él, y de lo que el trajo.

Mateo 4
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Hoy tú te tienes que arrepentirte de uno de los pecados más grandes, y ese es no aceptar o disfrutar del reino delos cielos que esto se hace por medio de Cristo, o tratar de entrar por tus propias justicias.
Mateo 5
20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Y para entrar tenemos que desear con pasión el pan de vida, pero también el agua, al igual que la mujer samaritana,

Juan 6
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 4
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

¿Por qué aparentemente a unos les habla de pan y a otros de agua?

Juan 6
34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

Juan 4
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

Los primeros querían que Dios les diera vida. Estos son aquellos que quieren solo la vida eterna, pero no quieren vivir conforme a la palabra.

Juan 6
26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

Los segundos son los que desean saber más pero que les cuesta entregar su corazón a él.

Juan 4
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.

Pero hay dos secretos
Uno está en:

Juan 6
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Y el otro está en

Juan 4
14 más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Hablando a la samaritana, el señor le habla del agua que salta para.
Y hablando con los que lo seguían en juan 4, les habla del pan que les da vida.

Pero el señor dice en ambos casos que tienen que tener los dos; el pan y el agua.

El agua es la palabra y el pan es él.

Por eso le dice a la samaritana que por medio de la palabra que solo él da, esto es, la palabra que está viva, es que se salta para vida eterna.

Por eso dice
Juan 6
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Por eso debemos entender lo que significa entregando mi corazón a él. Y sometiendo mi vida a su palabra.

Juan 7
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

¿Y que es someternos a su palabra?
Es aprender a deleitarnos en ella, es creer en todo pero lo que se llama todo tanto en su ley como en sus promesas, para poder llegar a comer del pan que da vida.

¿Y qué es comer del pan?
Comer del pan es aprender a amarlo a él, es ver solo a través de él, aprender a hablar como el,
Es como cuando le dicen a la novia que está profundamente enamorada; usted ya solo ve por él, y todo lo que él le dice se lo cree, si le dice que le baja la luna, se lo cree.

Esto es verdadera hambre y sed de Dios.

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