EL ANHELO DE DIOS
Lucas 15
1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,
2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
4 Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
EL anhelo de Dios es el de tener a sus hijos de nuevo en casa.
Que hasta es posible que aplauda cuando entremos por sus puertas.
La mayoría de personas dicen: «Me resulta difícil imaginar a Dios aplaudiéndome».
Ciertas cosas acerca de Dios son fáciles de imaginar.
Como creando al mundo y las estrellas, como todopoderoso y en control del universo, y hasta puedo pensar en un Dios que me escucha.
¿Pero un Dios que me ama con locura?
¿Un Dios que me vitorea cuando venzo?
Mateo 11
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Pero ese es el mensaje de la Biblia: Mi Padre, tu padre, persigue sin tregua a sus hijos, a sus hijos amados.
Nos llama a casa con su palabra a diario, ha preparado el camino con su sangre y anhela profundamente nuestra llegada.
El amor de Dios hacia sus hijos es el mensaje de la Biblia. Y ese es el mensaje que tú y yo debemos transmitir.
Debemos enseñar a cada uno; no a convertirse sino a arrepentirse, para que pueda llegar a casa. Porque uno que se arrepiente es uno que se da cuenta de lo que le espera en el reino, no que se vuelve adicto a una religión, por lo tanto se vuelve violento para salir de todo lo que lo ata para llegar a la promesa que vio.
«Podemos usar cualquier tragedia como piedra de tropiezo o como escalón para ser mas violento y llegar a su tierra prometida.
La historia de Robert Reed
Tengo todo lo que necesito para gozar; dijo Robert Reed.
Sus manos están retorcidas y sus pies inutilizados. No se puede bañar solo. No se puede alimentar. No puede cepillarse los dientes, ni peinarse, ni ponerse la ropa interior. Sus camisas se abrochan con tiras de Velero®. Su hablar como un audio casete gastado.
Robert tiene parálisis cerebral.
La enfermedad le impide conducir automóvil, andar en bicicleta y salir a caminar. Pero no le impidió graduarse de la secundaria ni asistir a Abilene Christian University , de donde se graduó como profesor de latín. Su parálisis cerebral no le impidió enseñar en una escuela secundaria de St. Louis ni aventurarse a realizar cinco viajes misioneros al extranjero.
La enfermedad de Robert no le impidió ser misionero en Portugal.
Se mudó a Lisboa, solo, en 1972. Allí alquiló una habitación de hotel y empezó a estudiar portugués. Encontró un dueño de restaurante que le daba de comer después de la hora más atareada y un tutor que le enseñaba el idioma.
Después se ubicaba diariamente en un parque, donde distribuía folletos acerca de Cristo. A los seis años había llevado a setenta a entregarse al Señor, una de las cuales llegó a ser su esposa. Rosa.
Robert fue llevado por varios hombres a la plataforma en su silla de ruedas. Colocaron una Biblia en sus piernas. Sus dedos rígidos forzaban las páginas a abrirse. Mientras el público secaba sus lágrimas de admiración de los rostros.
Robert pudo pedir simpatía o compasión, pero hizo lo contrario. Levantó su mano retorcida al aire y se jactó diciendo: «Tengo todo lo que necesito para estar gozoso».
Dios desea que confiemos en tiempos buenos y en malos. Porque si no confiamos cuando los tiempos son difíciles, es porque en realidad nunca hemos confiado.
EL anhelo de Dios es el de tener a sus hijos de nuevo en casa.
Que hasta es posible que aplauda cuando entremos por sus puertas.
Porque cuando entramos es porque fuimos violentos, no buenos.
Tienes que conocer la diferencia entre ser buenito y ser violento
Ser violento es llegar a ser perfecto.
Dios nos llama es a ser perfectos no buenos, porque él es el único que es bueno.
Marcos 10
17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
Ser perfectos es descubrir, encontrar y tomar el gozo.
Lucas 15
5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
El señor Jesús nos enseña como es el camino al reino por medio del gozo que da.
El mantuvo aquel gozo inclusive cuando fue abandonado. Cuando fue traicionado. Incluso en la tortura hasta la cruz.
El señor Jesús enseño el gozo inquebrantable.
Un gozo que rehusaba doblegarse ante el viento de los tiempos difíciles. Un gozo que se mantenía en pie ante el dolor.
De este gozo fue de donde tomo Robert Reed.
Y solo de allí es donde podemos tomarlo nosotros.
¿Qué tipo de gozo es este?
¿Qué cosa es este regocijo que se burla de la adversidad?
¿Qué ser es este que aun puede cantar en la oscuridad más profunda?
¿Cuál es la fuente de esta paz que desafía al dolor y al infierno?
Es gozo de reino, gozo santo, pero que solo los violentos como Robert Reed pueden alcanzar.
EL anhelo de Dios es el de tener a sus hijos de nuevo en casa.
Que hasta es posible que aplauda cuando entremos por sus puertas porque:
Es como el señor Jesús que atravesó las olas como quien atraviesa la mantequilla.
Que sana a un leproso que ve un dedo donde antes sólo había un muñón…
Por eso ser violento es una viuda que hace una fiesta con la comida preparada para un funeral
EL anhelo de Dios es el de tener a sus hijos de nuevo en casa.
Que hasta es posible que aplauda cuando entremos por sus puertas porque:
Es como el señor Jesús haciendo cosas imposibles de maneras demasiado especiales como: sanando al ciego con saliva, pagando los impuestos con una moneda encontrada en la boca de un pez, lavar pies siendo rey, dormir durante tormentas y resucitar de entre los muertos, vestido de luz resplandeciente.
Ser violento es el padre que lava la espalda de su hijo para quitarle el olor a marrano… es el pastor que hace una fiesta porque encontró a la oveja perdida. es descubrir las perlas en su palabra, es un talento multiplicado, es una mujer samaritana salvada con expresión de sorpresa, y es la adúltera que se aleja del terreno donde cayeron muchas piedras.
Lucas 15
7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Ese arrepentimiento es ser como un Piano en una casa de empeño tocados por Van Cliburn. (Es tan bueno tocando el piano que nadie nota las teclas faltantes.)
Pero este gozo que produce el verdadero arrepentimiento no es barato.
Mateo 5
1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Primeramente, tenemos que reconocer nuestra necesidad de Dios (somos pobres en espíritu).
Luego tenemos que arrepentirnos de nuestra autosuficiencia (lloramos).
Debemos dejar de controlar la situación y cedemos el control a Dios (tenemos corazón humilde).
Quedamos tan agradecidos por su presencia que anhelamos más de Él (tenemos hambre y sed).
Al acercarnos más a Él, nos parecemos más a Él.
Perdonamos a otros (somos compasivos).
Cambiamos nuestra perspectiva (tenemos corazón limpio).
Amamos a otros (somos pacificadores).
Soportamos injusticia (somos perseguidos).
Todo esto no se trata de una modificación básica de la actitud. Es una demolición total del viejo hombre para que pueda crearse una nueva criatura.
Cuanto más radical es el cambio, mayor es el gozo. Y todo esfuerzo vale la pena, pues se trata de regresar a casa, a la casa de Dios.
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