APRENDIENDO A VER A TRAVÉS DE CRISTO
Juan 9
1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Marcos 8
22 Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.
23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.
24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.
25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
26 Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.
La historia de los dos ciegos
Cuanta la historia que había un hombre ciego de nacimiento que negaba que hubiera tales cosas como el sol, la luna y las estrellas, o que hubiera colores. Y aunque muchos hombres que podían ver todo esto, intentaban en vano convencerle de que si existía ya que otros podían verlo. Aunque para el ciego la palabra ver no tenía sentido alguno.
Por lo tanto un día le llevaron al señor Jesús, y El, ungiéndole los ojos, hizo que viera. Mas su corazón aún estaba lleno de todas las tinieblas con las que había vivido anteriormente.
Pero aquel hombre después de recibir la vista se regocijó de tal manera que se llenó de admiración y temor, y confesó que antes estaba ciego. "Y ahora, después de esto dijo, lo veo todo, lo sé todo, distingo todo, soy un dios.
Pero acercándose el señor nuevamente le dice:
¿Cómo puedes saberlo todo?
No puedes ver a través de las paredes de tu casa, ni leer los pensamientos de tus semejantes, ni entender el lenguaje de los pájaros, ni siquiera puedes ver los acontecimientos de tu vida mañana o de dónde has nacido de nuevo.
Lucas 12
16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.
17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?
18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Por eso si quieres ver Recuerda cuánto permanece desconocido para ti, es decir invisible; y si lo haces así, verás más claramente que separados de Dios nada podremos hacer, y lo que hagamos solo será para ser echado al fuego.
Por eso Aunque aquellos hombres veían el sol, la luna, las estrellas y los colores, sin embargo nunca, aunque ellos vieran, podrían hacer que el ciego viera como ellos creían ver. Pues Dios es el único que tiene el poder de darnos vida y vida en abundancia
Ya que mientras que el hombre no entienda que separados de Dios nada podemos hacer. Y tampoco veremos Su gloria.
Muchos solo ven la superficie del evangelio pero no quieren aceptar su vida dentro del evangelio, y sólo llegan a ver la superficie de la vida. Pues el reino de Dios no es comida ni bebida, y mientras que tu corazón este lleno de glotonería nunca podrás contemplar lo que significa aprendiendo a ver a través de Cristo.
Juan 14
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
1 corintios 11
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
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