LA BIBLIA QUE ME GUSTARÍA LEER
Romanos 10
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
15 Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
16 Más no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
Una vez escuche a una persona decir que nosotros somos la única biblia que mucha gente leerá primero.
Tenemos que cuestionar la forma en que presentamos al señor Jesús.
Como la religión que profeso o como un estilo de vida diferente.
Hechos 15
9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.
10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
Creo que si todos los que seguimos a Cristo pudiéramos también mostrarlo, muchos más creerían nuestro evangelio.
Esa es la pregunta; ¿la forma de llevar el evangelio es la correcta?
Tal vez no es una constante fiesta, pero si una constante paz, aun en medio del valle de sombra de muerte. Pero no sería nunca aburrido.
Como dicen algunos hemos domesticado el evangelio, le hemos quitado la radicalidad que Cristo le puso.
Convertimos el domingo para empezar, en distintos ritos.
También existen ritos particulares, como puede ser el que viven solo cumpliendo los diez mandamientos, pero sin mostrar el amor de Dios
Pero el tema no es hablar de los diferentes ritos que muchas veces llevamos, sino de por qué hemos hecho del Evangelio algo tan tremendamente inentendible
Hablamos de amor pero estamos juzgando y señalando.
Ej la samaritana, el fariseo, el adultero, el publicano.
Lucas 18
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
El problema va mucho más allá, el problema es como traduces las palabras de un libro llamado Biblia a la vida real.
Como tú le traduces a los que tienes al lado, la palabra gozo.
Santiago 1
2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Como tú le traduces a los que tienes al lado, la palabra paz.
Como tú le traduces a los que tienes al lado, la palabra amor.
Como tú le traduces a los que tienes al lado, la palabra paciencia.
1 Pedro 3
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
El problema es mucho más serio, cuando confundimos el evangelio que el señor Jesús dejo con tradiciones.
La manera en la que oramos, es la manera en la que vivimos.
Y ahora dime ¿qué tipo de vida se puede observar en ti?
Una vida que sana, porque tú recibiste sanidad
Una vida que ama, porque tú recibiste amor
O una vida que tiene paciencia, porque a ti te tuvieron paciencia.
hoy en día el evangelio da una impresión de solo visitante externo que es solo asistir a una iglesia; pero llegar a la casa a gritar, quejarme por que los demás no son iguales de santos a mí, perder el control por que te dijeron algo que te dolió.
Por eso hay muchos que se les cae el alma a los pies ante la tristeza de las celebraciones, que muchas veces llevamos.
La raíz del mismo es que hemos olvidado el evangelio que nos hace verdaderamente libres.
Sin querer queriendo hemos domesticado el cristianismo, para acomodarlo a la mentalidad que traíamos del mundo y esa es una mentalidad de esclavos.
Una mentalidad y un modus vivendi que solo nos complica demasiado la vida, y a la de los demás.
Pero cuál es el evangelio que enseñaron los apóstoles en la iglesia primitiva.
No es el que experimentó por causa del Evangelio la persecución, la cárcel, la infamia y hasta la muerte.
Porque muchas veces esa persecución es porque ya no te lo aguantan de fastidioso que eres con tus reglas y leyes.
Creer en Jesucristo tiene un componente de complicarse la vida, porque Jesús no propone un programa de vida fácil, nos llama a perder la vida para ganarla, nos incita a dejarlo todo y seguirle sin mirar atrás, nos interpela a amar a los que nos odian y alegrarnos cuando seamos perseguidos por su causa y demos la cara por él.
En vez de hacer del Evangelio algo difícil y elevado, debemos hacer de él, algo tremendamente fácil, pero no superficial. Que es traducir la palabra a un lenguaje que todos puedan leer.
Mateo 9
13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
Misericordia quiero y no sacrificios. Y la misericordia es radicalidad, y difícilmente podemos decir que la vivimos, mientras sigamos acomodados en la facilidad de esta sociedad, siendo parte del engranaje de la misma, sin entender que la única cosa que puede hacernos verdaderamente signo de contradicción en este mundo, es la radicalidad de perder la vida para tener la de Cristo manifestada en mi.
Imagínense perseguido como en los tiempos de pablo, recitando una oración mecánicamente y a media voz como lo hacemos cuando queremos es irnos, mirando el reloj para ver cuando se acaba esta reunión y se pueden ir a disfrutar del domingo, y cantando con ritmo funeral nuestros más famosos “hits”
Más de uno diría: “yo para esto no me juego la vida y me arriesgo a acabar despedazado en el foso de los leones”…algo me dice que sus oraciones y su fe serían más vivas que las nuestras, porque serían el reflejo de su vida cotidiana, donde no se podían permitir el lujo de dejar de ser cristianos ni un minuto.
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